El actual goleador del Atalanta de Bérgamo tuvo que sortear pobreza, lesiones y desánimos
Por: Javier Ahumada Bolívar
Por estos días de cuarentenas y pandemia, los pocos futbolistas activos en las ligas del mundo, están dando de qué hablar. Este es el caso del atlanticense Luis Fernando Muriel Frutos, con sus 18 goles tiene enamorados a directivos y a la afición ausente en el estadio del equipo Atalanta de Italia. El gol de este 21 de julio, fue una combinación con su compañero y también colombiano Duván Zapata, que le otorgó los tres puntos al equipo de Bérgamo.
Pero no todo fue encanto, para llegar hasta esta instancia, el exitoso jugador de hoy tuvo que sortear una serie de inconvenientes desde sus inicios entre otros: la pobreza, lesiones y desánimos.
Luis Fernando nació el 16 de abril de 1991, en el municipio de Santo Tomás, departamento de Atlántico, a 20 minutos de la cosmopolita ciudad de Barranquilla, es el primero de tres hermanos de la pareja conformada por Luis Fernando y Elizabeth. Desde los cinco años mostró sus dotes de delantero en una escuela de fútbol en ciernes que dirigía un tío. “Este pelao tiene madera”, le dijo el entrenador a su padre después de hacer el primer gol.
Doña Elizabeth, su madre, recuerda que Luis Fernando, desde que se levantaba hasta acostarse vivía con el futbol en la mente, “pateaba bola todo el tiempo”. Muchas veces tuvo que ir a buscarlo a las calles polvorientas del pueblo.
Su nombre comenzó a sonar en las canchas del departamento, jugó en la selección del Atlántico y en las divisiones inferiores del Junior de Barranquilla, donde lo acogió el profesor Álvaro Núñez, en ese tiempo, uno de los encargados de las divisiones inferiores del cuadro tiburón. “Nosotros, para fin de año, invitábamos a equipos a la sede deportiva Bomboná, para mirar jugadores; en esa ocasión invitamos a la escuela de Santo Tomás, dirigida por el profesor Placido Díaz, y vimos tres o cuatro jugadores que se perfilaban bien entre ellos Luis Fernando”, comenta Núñez, exfutbolista profesional conocido como “Calidad Núñez”.
En Junior duró un poco más de tres años. En los últimos meses de su paso por las inferiores de Junior, jugaba poco. Estaba desanimado con esta situación y además sufre una tendinitis en el glúteo que lo marginó un mes de las canchas. Luego no aparece en la lista de los jugadores que quedarían en Junior, decide entonces retirarse del futbol. Fue una época de sacrificios que aparentemente no fue recompensaba, Muriel llegó a vender rifas para costearse los pasajes y así trasladarse hasta los entrenamientos.
Un día del mes de septiembre de 2006 Calidad Núñez, en esa época entrenador de la Escuela Barranquillera de futbol, recibió una llamada de la madre Muriel: -Ya no quiere entrenar, -le dijo con preocupación. Al día siguiente el profesor Núñez, llegó hasta la residencia de los Muriel Fruto. Con la sabiduría de un padre y conociendo sus cualidades logra convencer a Luis Fernando para que retornara a los entrenamientos, esta vez en la Escuela Barranquillera, que dirige Carlos Bolívar y Agustín Garizabalo era el coordinador. Allí entrenó y compitió, por año y medio, en varios torneos, locales y nacionales.
Comenzó una etapa de mucho aprendizaje en su vida, el talento dado por Dios sumado a la disciplina y el trabajo técnico comenzaron a forjar al joven jugador. Otro obstáculo que tuvo que sortear era la asistencia de Luis Fernando a los entrenamientos en la Escuela, ubicada en la cancha del barrio San José. Trasladarse desde Santo Tomás hasta Barranquilla, le salía costoso a los padres de Muriel, solo ingresaba al hogar lo que ganaba su padre como taxista. El caso lo resolvió Núñez buscándole alojamiento en la casa de un amigo: El señor Marino Díaz. Este vivía a pocas cuadras de la cancha de fútbol donde entrenaban.
La familia Díaz lo acogió como un hijo más. “Si, fue el profesor Álvaro Núñez quien nos planteó el tema, y como el muchacho era amigo de mi hijo lo aceptamos con gusto. Nosotros lo apadrinamos un tiempo”. Comenta Marino Díaz.
Muriel fue ganándose el respeto de los defensas y el miedo de los arqueros contrarios. Lo comparaban con Iván Rene Valenciano, segundo máximo goleador del fútbol en Colombia, por su contextura y olfato goleador. Doña Eli, como le dicen a la madre de Luis Fernando, comenta que un 31 de diciembre, día en el que se hace un partido amistoso entre los jugadores activos del fútbol profesional colombiano, oriundos de la Costa Atlántica, que Luis se la “montó” al papá para que lo llevara a ese partido en especial y poder conocer a su ídolo Valenciano. – Fueron a varias canchas hasta que lo encontraron -dice entre risas.
La participación de la Escuela Barranquillera en el torneo Asefal 2006, fue el trampolín para los saltos que vendrían en adelante. Se destacó por su velocidad, fuerza, habilidad y pegada con ambas piernas, lo que le permitió ocupar el segundo lugar entre los goleadores. En ese torneo estuvo el equipo Deportivo Cali –ese pelao es interesante –dijo el técnico del equipo del valle del Cauca Jorge Cruz. Pero Muriel, aun, pertenecía al registro del junior. Sin embargo comenzó a hacérsele seguimiento. Después de resolver algunos inconvenientes, por fin el equipo tiburón le dio su carta de libertad.
“Yo fui durante varios años entrenador en la Escuela Barranquillera, por lo que tenía línea directa con ellos. Cuando lo conocí era un niño de 9 años que jugaba en el equipo de Santo Tomás. Después volví a encontrarlo en la Barranquillera siendo un joven tímido, muy de pueblo, casi no hablaba, siempre estaba como ocultándose. Nunca tuvo problemas de comportamiento, e incluso ya estando en Cali aún era un muchacho tímido, pero poco a poco fue creciendo, fue tomándose confianza. Se hizo consciente de su talento”. Dice el profesor y cazatalentos Agustín Garizábalo, un soledeño que ha llevado al profesionalismo más de 30 jugadores entre ellos a Muriel. Hace 21 años es veedor del Deportivo Cali. –“Los muchachos de pueblos, al menos en esa época, eran más sano y más dedicados”. Recalca con su voz ronca.
Doña Eli dice que sus hijos son juiciosos –imagínese que el papá lo regaña, aun grande, y se queda callado, su temperamento es más bien tranquilo. Lo que si tiene es que es perseverante y paciente, sobre todo cuando no es titular, por eso mire hasta donde ha llegado.
En año 2007 es convocado, con dos años menos de la categoría, para la selección Atlántico, a un campeonato cuya final se realizó en la ciudad de Medellín. Terminado el torneo viaja a la ciudad de Cali para estar a prueba en las inferiores del equipo azucarero. Se integra al Cali en 2008. En el 2009, queda como goleador en el torneo juvenil y ese mismo año, bajo la dirección de “Cheche” Hernández, debuta como profesional en el futbol colombiano. Jugó 20 minutos. En el 2010 el director técnico Jorge Luis Bernal le da de nuevo la oportunidad.
El 6 de marzo de ese mismo año, quedará grabado en la memoria de Muriel para siempre; el juvenil delantero fue implacable. Anotó su primera tripleta al Once Caldas en el estadio Palo Grande de la ciudad de Manizales. En los primeros cuatro partidos anoto seis goles.
En el Deportivo Cali bailó con sus goles, con la Selección Colombia Sub 20 fue campeón en el torneo Esperanzas de Toulon, Francia, y luego brilló con 4 tantos en el Mundial Sub 20 de 2011 realizado en nuestro país siendo una de las figuras.
A Muriel lo seduce otra cosa: el Acordeón. -Aparte del futbol, la música es una de mis pasiones y especialmente el vallenato. Aprender a tocar acordeón me llamó siempre la atención, ahí poco a poco voy aprendiendo, -dice en un programa de televisión. Asimismo, cuando está de vacaciones, en su tierra natal disfruta de los caballos que crían en su finca.
A los 19 años el atlanticense se convierte en internacional. 1,9 millones de dólares desembolsa el equipo Udinese de Italia por el 70% de su pase. Y comienza luego un periplo por varios equipos, Granada de España, Lecce, Udinese, Sampdoria de Italia, Sevilla FC de España, Fiorentina de Italia. A los 23 años, un 27 de enero de 2013, Muriel es premiado como jugador revelación de la serie A junto con Stephan El Shaarawy.
El 21 de junio de 2019 se oficializó su fichaje por el Atalanta BC. Cerca de 20 millones de euros cancelaron por su pase. Debuta el 25 de agosto oficialmente en la primera fecha de la Liga marcando doblete. Lo que bien comienza, bien termina, ha marcado 18 goles en la temporada, el colombiano ha ayudado para que el equipo se mantenga en el segundo lugar de la tabla, faltando dos fechas para terminar la liga.
Pero un jugador con talento, no es garantía de éxito, para lograrlo se conjugan varias cosas; personalidad, motivaciones o necesidades que condicionan su desarrollo, igualmente su grado de preparación en todos los niveles físico, técnico, táctico, psicológico y moral.
Todo esto sumado a esa hermandad entre el sueño, el esfuerzo y la perseverancia, son claves para darle un giro indefectible a la vida de una persona, y Luis Fernando Muriel es ejemplo vivo de esto.
Agradecimientos al profesor Carlos Bolívar, director de la Escuela Barranquillera de Fútbol, profesor “Calidad” Núñez, profesor Agustín Garizabalo, Otoniel Vega y al profesor “Tito” Morales, por participación en esta crónica.
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