El cantante y compositor dominicano actúa este sábado en Barcelona, compartiendo una noche latina de altos vuelos con Rubén Blades en el Cruïlla, tras lanzar el álbum en directo ‘Entre mar y palmeras’
Vuelve Juan Luis Guerra a Barcelona y lo hace en un escenario inédito, el Parc del Fòrum, como uno de los reclamos del festival Cruïlla que le acogerá este sábado con su banda 4.40, para ofrecer su repertorio de música tropical con fragancia de espiritualidad.
Al cantante y compositor dominicano, de fe evangélica, las circunstancias de la Covid-19 le han impulsado a la reflexión. “Claro que fue un periodo de meditación y replanteamiento”, explica, “de conocer cuan efímero y frágil es el hombre cuando solo confía en sus fuerzas y de saber que en todo momento necesitamos la fe más que el oro y la plata”.
El autor de ‘Ojalá que llueva café’, la canción que en 1989 le proyectó más allá de su país, viene tras lanzar un álbum en vivo, ‘Entre mar y palmeras’, ideado a raíz de la propuesta de la cadena televisiva HBO Latino de facturar un programa especial. Disco en grabado en la idílica playa Esmeralda, de Miches, República Dominicana, sin público por imperativo sanitario. “Pero tocamos como si estuviera presente”, asegura Guerra
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El repertorio contiene la mayoría de sus éxitos, donde cierto relativismo tropical se cruza con alguna que otra crítica política facturada en otros tiempos, como en ‘Visa para un sueño’, alusión a los sinsabores de la vida migrante. “Sigo haciendo canciones con contenido social”, indica. “Pero ha variado mi forma de decir las cosas. Creo que ahora me inclino más por las canciones que dan aliento, ¡las que te alegran el alma y te visten de fiesta!”.
Ritmo y mística
El álbum ‘Para ti’ (2004) formalizó ese giro hacia una espiritualidad amable que Guerra ve compatible con la fibra rítmica de géneros como la bachata, el merengue y la salsa. En la canción que daba nombre al álbum, se dirigía al Señor llegando a afirmar:
“No hay problemas ni enfermedades (para ti) / No hay divorcio ni droga en las calles (para ti) / Ya no hay cáncer ni sida ni males (para ti, y no, no, no, no) / No hay tormenta ni calamidades (para ti) y todo lo puedes”.
¿Cómo casan lo corpóreo y lo místico en su actual visión artística? “Si leemos con detenimiento el Salmo 150, nos damos cuenta de que la alabanza es una gran celebración”, destaca. “Nos habla de instrumentos de percusión, de cuerdas y de vientos, y termina diciéndonos: ¡que todo lo que respira alabe al Señor! Como dominicano, creo que mi forma más genuina de alabanza al Señor Jesús es un merengue”.
En su opinión, “si le pones tambora a un problema, al menos puedes bailarlo”. ¿También cuando terribles guerras siguen castigando al mundo?
“La palabra nos dice que Jesús es el autor de nuestra fe, en otras palabras, ¡el compositor! La única fe verdadera y genuina es la que tenemos en Él, no en los hombres. Los hombres cambian y Jesús es el mismo hoy, ayer y por los siglos”, estima el músico, para quien sería deseable “que las letras trajeran esperanza y aliento”, pero, al fin y al cabo, “cada cual decide lo que escribe”.
Fuente: ElPeriodico.com
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Cuando separarmos lo religioso de lo espiritual, entramos a ver la vida en forma tan real que Dios empieza a aparecer en la multiforme gracia de su presencia y experimentamos su paz y el gozo ir solo él nos puede dar. Bendiciones