Iniciamos nuestro recorrido literario, en este nuevo año que comienza, con algunas consideraciones acerca de un librito de las Sagradas Escrituras, que ha sido objeto de mucha controversia por parte de críticos y comentaristas de la Biblia. Nos referimos al “Cantar de los Cantares”, es decir, el Cantar por excelencia, el Cantar más bello.
Canta este libro, en una serie de poemas, el amor mutuo de un Amado y una Amada, que se juntan y se pierden, se buscan y se encuentran. Al Amado se le llama “Rey”, y “Salomón”; a la Amada se le llama “la Sulamita”, nombre en el que se ha querido ver el nombre de Salomón, o el de la Sunamita, que aparece en la historia de David y de Salomón (1 Reyes, 1:3, etc.).
Este libro, que no habla de Dios, y que usa un lenguaje de amor apasionado, ha resultado chocante. En el siglo I de nuestra era surgieron dudas sobre su canonicidad en los medios judíos y se resolvieron apelando a la tradición. Y fundándose en esta lo ha aceptado siempre la Iglesia Cristiana como Escritura Sagrada.
Significado:
Es el libro del Antiguo Testamento que más interpretaciones ha recibido. La interpretación alegórica es la que más se ha impuesto. Llegó a ser común entre los judíos a partir del siglo II de nuestra era: el amor de Dios por Israel y el del pueblo por su Dios son representados como las relaciones entre dos esposos.
Los autores cristianos siguieron la misma línea que la exégesis judía, pero la alegoría se convierte en ellos en la de las bodas de Cristo con la Iglesia o en la unión mística del alma con Dios. El carácter inspirado y canónico del Cantar exige, a su parecer, que cante a algo distinto al amor profano.
Proclama la legitimidad y celebra el valor del amor humano, y el tema no es solo profano, puesto que Dios ha bendecido el matrimonio, considerado no tanto como medio de procreación, sino como la asociación afectiva y estable del hombre y de la mujer (Génesis 2).
Transcribimos a continuación, aparte del segundo poema de los ocho de que consta en total la obra, a fin de que el lector se forme una idea de la riqueza estética y espiritual de este maravilloso libro que hoy comentamos.
“Empieza a hablar mi amado, y me dice: Levántate, amada mía. Hermosa mía, y vente. Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra; echa la higuera sus yemas, y las viñas en cierne exhalan su fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía y vente! Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce y gracioso tu semblante”.
Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO,
filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.
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