Los Salmos, escuela de espiritualidad

Presentamos en esta ocasión a nuestros lectores, un estudio sobre los salmos, a fin de incrementar el conocimiento religioso y la piedad en nuestro pueblo. Dando de antemano gracias al periódico Buena Nuevas, por ser el órgano periodístico que más se preocupa por la difusión de la fe cristiana en nuestro medio.

Definición: El nombre de Salmo proviene del griego psállein, que significa originalmente tocar un instrumento de cuerda o cantar al son de dicho instrumento. Las composiciones salmódicas son, generalmente de índole lìrico-religiosa, aunque no falten cantos épicos y fragmentos didácticos y aún oráculos proféticos.

El conjunto de todos los salmos se llama “Salterio” y es denominado en la tradición judaica como “Libro de las alabanzas”. Junto con Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantares, el libro de los Salmos pertenece al género de los llamados libros sapienciales.

División: La colección completa del “Salterio” se divide en cinco libros. Se supone que esta artificiosa división obedece al interés por acoplar el “Salterio” a la tradicional división del Pentateuco -la Toráh- en cinco libros.

Autores: Los Salmos son atribuidos no pocas veces a determinados personajes del Antiguo Testamento como David, Salomón, Moisés, Etán, Iditún, Coré, Asaf; estos últimos aparecen como organizadores del culto en los tiempos de la monarquía.

Clasificación: Se clasifican de la siguiente manera:

  1. Himnos de alabanza. Son aquellos en que se exalta la grandeza y el poder divino de Yavéh manifestado en la creación y sus gestas en la historia de Israel. Ejemplo: Salmo 136,1. “Alabad a Jehová porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia.” etc.
  2. Salmos eucarísticos. Llamados también de acción de gracias, porque giran en torno a un beneficio nuevo otorgado al salmista o al pueblo israelita como colectividad. Ejemplo: Salmo 56:12b-13a: “Te tributaré alabanzas porque has librado mi alma de la muerte…”.
  3. Salmos deprecativos. Es una súplica, una plegaria humilde que los salmistas elevan a Dios por sus pecados. Son de doble índole: individuales y colectivos. Individuales cuando la culpa ha sido personal o individual. Los salmistas reconocen en sus enfermedades y peligros la mano de Dios que los castiga por sus pecados, y confesando sus faltas, suplican la intervención salvífica de Dios. Cf Salmo 102. Los salmos deprecativos de índole nacional surgen con motivo de una angustia colectiva del pueblo: una derrota, una mala cosecha, una invasión de langostas. Entonces, los salmistas apelan a las antiguas gestas de Yavé, a sus antiguas promesas de protección y a la condición de Israel como pueblo elegido entre las naciones. Cf Salmos 44; 72:2; 78:1; 80: 5-16.
  4. Salmos imprecatorios. Son salmos en que se pide un mal o castigo contra los enemigos (Cf Salmos 35. 52. 58. 109. etc.). Estos salmos pertenecen al tiempo de la antigua Ley del Talión en que imperaba la norma o la regla de “ojo por ojo y diente por diente”, pero han sido superados por el nuevo espíritu evangélico en que se preconiza el perdón y aún el amor hacia los enemigos, (Mateo 5: 44-47; Colosenses 3: 13).
  5. Salmos de peregrinación. Son aquellos que se entonaban en las grandes peregrinaciones anuales con motivo de las fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Los salmistas aprovechan estas ocasiones para despertar el sentido de vinculación a Yavé de su pueblo y el de sus destinos históricos en medio de los otros pueblos (Cf Sal. 84. 100, etc.).

El israelita se sentía en Jerusalén -capital de la teocracia- como en su propio hogar, porque en ella moraba Yavé: “Vale más un día en tus atrios, que mil fuera de ellos” (Sal. 84: 10).

  • Salmos procesionales. Son los que entonaban los israelitas en las procesiones en la presencia del arca de la alianza y en su templo en Jerusalén (Cf Sal. 68, 24-26).
  • Salmos de entronización. Son aquellos que celebran la realeza de Yavé sobre todo lo creado, y, particularmente sobre los hombres (Cf. Sal 47: 8-10). Ha escogido a Israel como “su heredad” donde reina de un modo particularmente. La mente de los salmistas se proyecta hacia los tiempos mesiánicos, en los que se cumplirá plenamente este reinado de Yavé.
  • Salmos mesiánicos. Son los que se cantaban en los cortejos regios y en las bodas de los príncipes, pues en estos hechos veían los salmistas un eslabón más, que se acerca hacia la plenitud de la dinastía davídica, coronada con el adviento del Mesías (Cf Sal. 45, 1 s. etc.).

Fuera de esta clasificación existen salmos para todas las ocasiones y circunstancias. Y así, tenemos, por ejemplo, salmo para la paz, como el 122; para la salud como el 41; para la prosperidad, 112; 113, etc., salmos de protección como el 91 y el 121, etc.

Los salmos constituyen la mejor escuela de espiritualidad para un creyente. Debe orarse por lo menos uno diariamente, y así aumentar y mantener nuestra santidad y comunión con Dios.

Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.

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