June Hunt, fundadora de Hope for the Heart (Esperanza para el Corazón), un ministerio de consejería bíblica define al abuso espiritual con las siguientes palabras:
La práctica del abuso espiritual ha existido desde que en el jardín del Edén la serpiente distorsionó y mintió acerca de la palabra de Dios a Adán y Eva. Con ello logró sembrar la duda en su mente respecto al carácter de Dios y su relación con sus criaturas.
Por supuesto, la consecuencia fue que les atrajo más la idea de ser como Dios que seguir dependiendo de él. Ese pensamiento los llevó a confiar más en las palabras de Satanás que en las del Señor. A partir de entonces, sus descendientes seguimos luchando con este mismo problema. La serpiente le dijo a Eva:
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?… No moriréis… sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. (Génesis 3:1, 4–5)
Definición
La serpiente distorsionó la palabra de Dios y sedujo a la primera pareja para que ¡tomaran aquel primer bocado! El abuso espiritual como tal es un término relativamente nuevo. Las siguientes definiciones explican que los líderes pueden abusar de su posición de liderazgo:
• El abuso espiritual es el maltrato de una persona de parte de alguien que ostenta un puesto de autoridad espiritual cuya consecuencia es la disminución en la vitalidad y crecimiento espiritual de la persona. • El abuso espiritual es usar de palabras o hechos religiosos para manipular a alguien más con el objeto de obtener ganancia personal o lograr sus propósitos, dañando así la relación de la persona con Dios. • El abuso espiritual se puede definir en términos generales como cualquier mal uso o abuso de la Biblia donde se tuerce la verdad aunque no siempre provoque daño en la relación de la persona con Dios. La víctima en tal caso no es un individuo, sino la verdad en sí misma.
“Cuando se habla de abuso pastoral, se suele pensar en el abuso sexual o económico. Parece como si el abuso espiritual, o las tendencias sectarias, es algo más relativo. ¿Por qué? Hay algo sutil en la manipulación del ministerio. Lo que algunos denuncian como controlador y explotador, otros lo admiran por su eficacia y su poder. ¿Es cuestión de equilibrio, o moderación, frente a un extremismo radical? o ¿se trata más bien, de la diferencia entre un ministerio bíblico y otro que no lo es?
Jesús lo enfrentó
Es importante entender que no hay nada nuevo en el abuso espiritual. Jeremías lo denuncia ya, cuando Dios habla por medio del profeta, contra aquellas personas que abusan de su pueblo, pretendiendo bendecirlo. Consumidos por la ambición, convencen a la gente de que su poder es divino, cuando lo que buscan es su propio beneficio. Es contra éstos, que Jesús también se enfrenta, cuando advierte no sólo sobre los fariseos, sino contra aquellos lobos rapaces que se presentan como siervos ungidos de Dios.
Podemos estar abusando espiritualmente de otros cuando en vez de servir, edificar o preparar al pueblo de Dios, para que sea más libre para hacer la voluntad del Señor, lo que lo hacemos, es más dependiente de nosotros. Queremos acudir a la Palabra de Dios para saber en qué consiste el verdadero ministerio.
No se trata de condenar a otros, sino de examinarnos a nosotros mismos, para poder servir mejor a Dios y a su pueblo. Nuestra idea del ministerio es, a veces, tan personal que no podemos separar la voluntad de Dios de nuestros propios deseos y pensamientos. Se trata de contrastarlo con su Palabra.”
Ese propósito de autoexamen delante de Dios y de su Palabra, de ayudar y apoyar a pastores y miembros de la congregación a vivir la fe en la libertad que tenemos en Cristo, es lo que nos mueve al publicarlo.
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