Imprecación contra el Carnaval

Carnaval de Barranquilla

No solo en Barranquilla se celebra el Carnaval. También en otras regiones del país como Riosucio (Caldas), se llevan a cabo estas festividades paganas, y es así como en el centro de la plaza de la región mencionada, con derroche de arte y colorido mágico, se erige una enorme estatua a este personaje siniestro, y toda la población disfrazada de diablo se inclina ante él y le rinde adoración y juramento de eterna fidelidad.

Tuve la oportunidad de presenciar por televisión este macabro espectáculo y una mujer que entrevistan sobre el particular, declaró: “El diablo es un personaje bueno, que traerá la paz y la felicidad a todos los colombianos”. Seguidamente, entrevistaron al cura párroco del pueblo y dijo: “Este es un diablo” bueno, que brinda sana diversión y alegría al pueblo…”

La dimensión y alcance de una festividad así, no admite comentario alguno, en un país donde las fuerzas oscuras del mal y la impiedad han hecho por siglos, su guarida favorita.

El Carnaval de Riosucio o Carnaval del Diablo, en el Departamento de Caldas

En Barranquilla, la Puerta de Oro de Colombia sucede algo similar: Se ha erigido como patrimonio cultural de toda una nación, algo que a todas luces resulta censurable y repudiable: las fiestas del “dios Momo”. El “dios Momo” era entre los romanos el dios Baco, es decir, el dios de la borrachera, la lujuria y la glotonería. Para dorar o disfrazar un poco la píldora se le llama “Rey Momo”. Pero no. En realidad, es un dios. Una variante de Baal, el dios de los sumerios y babilónicos, así como de todos los pueblos paganos circunvecinos y enemigos de Israel, el pueblo elegido por Dios.

Los sacerdotes Baales pervirtieron las buenas costumbres de los israelitas, entregándolos a la idolatría, y por eso Jehová promovió al profeta Elías para que los combatiera y llegó a destruir hasta cuatrocientos cincuenta profetas baales en un solo día (cfr. 1 Reyes 18:20-40).

Todo el que participa de los carnavales es un idólatra. Se hace adorador de Baal. Carnaval significa “carne para Baal”, es decir, carne para el demonio, y todo este saldo de víctimas y muertes violentas que arroja anualmente dicha festividad, puede considerarse como sacrificios u ofrendas al diablo.

El Rey Momo es el representante del diablo en el Carnaval. Sí. El carnaval es cultura. Pero cultura del diablo, cultura satánica. En el desfile de carrozas se mezcla campante y orgullosa, la de los homosexuales o “gays” y todo esto es acogido con entusiasmo y alegría, entre danzas y bailes obscenos, por un pueblo ebrio del vicio y la degradación moral. Las letanías que se cantan son, en su mayor parte, blasfemias directas contra Dios y los vallenateros se hacen pregoneros del pecado cuando en sus tonadas dicen: “Ser parrandero y ser mujeriego, eso no es pecado ni lo ha sido nunca”, contrariando así la Palabra de Dios que dice: “ni los borrachos ni los fornicarios entrarán en el reino de los cielos” (Gálatas 5:19-21; 1 Corintios 6:9,10).

Dígase lo que se quiera decir: el Carnaval es un espectáculo pecaminoso, de un país como Colombia, donde unas décadas atrás se celebró en Bogotá, un congreso internacional de brujos. Colombia, sede internacional de la hechicería mundial.

El Halloween o noche de brujas se impuso también por un tiempo, pero la mano de Dios, a través de los evangélicos, lo acabó.

Así pedimos a Dios, que algún día se acaben igualmente todas estas fiestas abominables, que son el tributo más elocuente de un pueblo consagrado ya no al Corazón de Jesús, sino al diablo. Y después nos preguntamos por qué no se ha conseguido la paz.

Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.

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2 Comentarios

  1. En muchas cosas tiene razón pero es increíble qué un teólogo asuma como cierto interpretaciones populares. No hay ningún texto no siquiera bíblico que describa que el Carnaval es carne para baal, por el contrario La palabra carnaval proviene del latín carnem levare, que significa “abandonar la carne” es decir prepararse para la temporada santa, tiempo de la Cuaresma. Y por simple ortografía baal se escribe con b de burro.

  2. Más allá de la etimología de la palabra carnaval, (carne levare), es importante tener en cuenta que tiene un vínculo histórico y teológico más profundo con los cultos paganos, como los dedicados a Baal. El Carnaval, con sus prácticas de desenfreno, guarda similitudes con estos ritos antiguos. En la Biblia, Baal es asociado con la indulgencia carnal (Jueces 2:13, 1 Reyes 18). La similitud radica en que ambas celebraciones promueven la gratificación de los placeres carnales, lo cual se contrapone con la pureza y la santidad requeridas por Dios.

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