Fútbol: Colombia y el ciclo del casi, casi

ugadoras de la selección femenina de Colombia, visiblemente agotadas y desanimadas tras perder por penales ante Brasil.
Cansancio y desconsuelo

A lo largo de la historia futbolística de Colombia, son más las lágrimas que los trofeos las que han acompañado a su hinchada. Las recientes ediciones de la Copa América —masculina y femenina— lo confirman con nitidez.

En 2024, el equipo masculino ofreció una actuación brillante en el torneo celebrado en Estados Unidos. Contra Argentina, mostró carácter y estrategia, pero no logró marcar. Casi marca pero… El resultado dejó a muchos repitiendo aquella frase dolorosa: “jugaron como nunca, y perdieron como siempre”. Argentina, con fútbol discreto pero con temple y experiencia, se coronó campeona gracias a un gol de Lautaro Martínez en tiempo suplementario.

La historia se repitió este 2 de agosto de 2025 en la final femenina. El Estadio Rodrigo Paz Delgado presenció una batalla épica: empate 4-4 tras 120 minutos. En los penales, Brasil levantó su noveno título. Colombia, por cuarta vez (2010, 2014, 2022 y 2025), volvió a ocupar el segundo lugar frente al mismo rival. Linda Caicedo, símbolo del equipo, resumió con una frase que dolió a todos: “nos faltaron 20 segunditos”. Marta Vieira da Silva empató a falta de 20 segundos para el pitazo final, tras un error de marca… y el sueño se desvaneció.

Pero ¿qué pasa por la mente —y el corazón— de quienes rozan la gloria y se les escapa en segundos?

Lo que ocurre en la mente y el corazón de un deportista es una tormenta silenciosa. La psicología deportiva lo llama “momento decisivo” y lo describe como una espiral emocional donde se mezclan la presión, el miedo al juicio, la autoexigencia y la memoria de todo lo entrenado.

Muchos atletas experimentan lo que se conoce como bloqueo emocional: pensamientos como “no puedo fallar”, “todos me están mirando”, “si fallo, no soy suficiente” se apoderan de la mente. El cuerpo se tensa, la técnica se fragmenta, y lo que antes era fluidez se convierte en duda. Es el peso invisible de la expectativa.

Educación emocional: el músculo invisible del triunfo

La preparación psicológica es clave en momentos definitivos. Colombia ha evolucionado en táctica y talento, pero para romper el ciclo del “casi”, necesita también transformar su educación emocional.

Expertos como Montenegro-Bonilla et al. (2024), en Cuadernos de Psicología del Deporte, afirman que la inteligencia emocional mejora la toma de decisiones, la concentración y la resiliencia ante la presión. En jóvenes deportistas, entrenar las emociones desde edades tempranas genera atletas más equilibrados y exitosos.

En la cancha se afinan tácticas, se corrigen errores, se miden tiempos. Pero el rendimiento no depende solo del músculo: la inteligencia emocional es el eje invisible del verdadero éxito. Quienes dominan sus emociones, gestionan la presión y sostienen la motivación interna no solo ganan medallas, sino que dejan legado.

Formar el espíritu: más allá del marcador

Aquí la fe entra en juego. Porque como enseña la Escritura, desde hace más de 2000 años:

“Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Lo que el deporte llama inteligencia emocional, la Biblia lo nombra como dominio propio. Cada segundo lugar es una escuela del alma. Cada derrota, una oportunidad para formar carácter. Colombia no necesita solo entrenar los pies, sino también el corazón.

Quizás Dios permite el “casi, casi” para enseñarnos que la gloria no siempre está en el trofeo, sino en la transformación interior.

Escrito por:

Retrato de Javier, director de Buenas Nuevas y líder en comunicación cristiana
Javier Ahumada Bolívar, director del portal Periódico Buenas Nuevas

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1 Comentarios

  1. Creo que se vuelve a repetir la misma historia de los mundiales y en Especial del partido el partido definitivo; donde la fama pesa y el subconsciente decae por falta de seguridad y autoestima; se piensa más en el pasado que en el futuro promisorio y desaparece la realidad del momento. El fútbol Brasileño está a años luz se lo que fue en el pasado; hoy día no es ni sombra ni semejanza sus estrellas que brillaban con luz propias. Sin embargo hay como un miedo, temor y terror cada vez que los enfrentamos futbolisticamente, al punto de no saber como conservar 2 segundos para ser CAMPEONES.

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