Estêvão Willian: la gloria verdadera empieza en la presencia de Dios

Estêvão Willian, conocido por su talento en el Chelsea habó sobre su testimonio
Estêvão Willian

El futbolista brasileño Estêvão Willian, conocido por su talento en el Chelsea y en el fútbol europeo, comparte un testimonio que va más allá de los estadios. Para él, la verdadera gloria no se encuentra en los aplausos ni en la fama, sino en la presencia de Dios. Su historia comienza en una pequeña iglesia en Brasil, donde aprendió desde niño que antes de ser jugador, era adorador.

Estêvão recuerda los domingos de su infancia, cuando la banda tocaba fuerte y el altar se llenaba de lágrimas sinceras. Allí aprendió a decirle a Dios: “Todo lo que soy, te pertenece”. Su fe no nació con la fama, sino en esos momentos sencillos de adoración.

Al llegar a Inglaterra, muchos le advirtieron que la fama y las cámaras lo cambiarían. Sin embargo, él decidió mantenerse fiel: “Donde esté, lo adoraré. Y donde Él me ponga, voy a servir”. Por eso, entre entrenamientos y partidos, busca espacios para ir a la iglesia local y tocar la batería, recordando que allí no es una estrella, sino un hijo agradecido.

Con apenas 18 años, Estêvão Willian es considerado una de las grandes promesas del fútbol brasileño, pero mantiene firme su testimonio de fe, compartiendo en redes sociales mensajes que reflejan gratitud y confianza en Dios.

Entre estadios y altares

En Londres, fue visto participando en un culto en la iglesia AD Vida Nova, donde tocó la batería durante un momento de adoración. El registro, compartido por el cantante Douglas Borges, se viralizó en redes sociales y llamó la atención por la naturalidad con la que el jugador se integra en la vida comunitaria.  El joven jugador del Chelsea ha compartido en varias ocasiones que su fe nació en el contexto de una familia devota, y que su padre ejerce como pastor evangélico en Brasil

Estêvão tocando bateria en un culto en Londres

El jugador afirma que su vida no se define por los goles, sino por la entrega con la que vive. Cada celebración arrodillado y con el brazo apuntando al cielo es su manera de decir: “Señor, esto también es tuyo”. No necesita un micrófono para predicar, porque su vida, su servicio y su actitud hablan por sí mismos.

Aunque sueña con triunfar en el fútbol, su mayor anhelo es que las personas vean a Cristo reflejado en su vida. Quiere que sus logros apunten al cielo y que sus pasos cuenten una historia que termina en Dios. Por eso, sigue repitiendo lo mismo que aprendió de niño: “Donde esté, lo adoraré”.

Redacción Deportiva

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