Luego de ganar el cinturón de peso medio ligero en la Asociación Mundial de Boxeo, Manny Pacquiao habló de como su fe en Dios le da las fuerzas para seguir practicando esta disciplina que se ha convertido en su vida.
Pacquiao habló de su fe en una iglesia en Las Vegas, donde fue el escenario de su pelea Nº 70, en el cual fue recibido en medio de aplausos con su esposa; allí para dar inicio al culto, Manny dirigió la oración.
Es un hombre agradecido con Dios por guardarlo no solo a él sino a todos los deportistas que como él están constantemente expuestos a cualquier tipo de peligro. “Mi fuerza viene de Dios. Espero que estén felices por mi rendimiento. “Yo realmente hice lo mejor en 40 años”, dijo.
Desde sus inicios con el mundo del deporte hasta trabajar como senador para Filipinas, siempre ha sabido darle el lugar que merece a su fe en Cristo Jesús, “Dios me trajo de vuelta a su reino para ser un instrumento, para glorificar Su nombre, para que la gente sepa que existe un Dios que puede levantar a la gente de la nada y darles algo precioso”, dijo a Fox News.
Alejado de la iglesia, viviendo en un mundo de placeres y lujos Dios supo cómo atraerlo con lazos de amor, “Oí la voz de Dios en mi sueño. Su voz era diez veces más alta que un trueno. Él me decía: ‘Hijo, hijo mío, ¿por qué te has desviado? Fue el punto de vuelta en mi vida. Dios habló conmigo y Él me contó lo que quería que yo hiciera y que yo tenía que seguirlo “, contaba Manny a una cadena de noticias cristianas.
Y aunque quiso no hacer caso de este llamado, la palabra de Dios fue más fuerte, “Me había olvidado de ese sueño, pero cuando empecé a leer la Biblia, el primer verso que leí decía que Dios hablaba con un hombre a través de sus sueños. Me di cuenta, wow, mi sueño era real”, dijo.
Manny Pacquiao venció al norteamericano Adrien Broner por decisión unánime y retuvo el título de campeón mundial
Tras ganar el combate, lo que logró Manny Pacquiao puede resumirse en un milagro. Un campeón a los 40 años, quien además es senador y dedica su vida a ayudar necesitados en su país. Se convirtió en el primer extranjero en ser local en Estados Unidos con más valor aún por ser Las Vegas, donde el público estuvo con él desde las apuestas.
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