No es la historia de un niño de Burundi o de Sierra Leona, dos de los países con mayores índices de pobreza del mundo. No. Es acá en Colombia, departamento de Antioquia. El niño que come sapos para sobrevivir.
Hace unos días, en las redes sociales, se ha estado difundiendo un vídeo en el que el influencer Juan Rodríguez se mostraba sorprendido al ver a un niño pescando en un charco. Pero no era una pesca normal de peces, pescaba sapos y ante la pregunta de “a cómo vendes cada sapito” la respuesta del niño fue impactante, tanto para el creador de videos, como para el que lo ha visto en las redes: “No, yo me los como”.
“Como así, usted está cogiendo los sapos para comérselos, no para venderlo”. —Sí, le contesta con naturalidad el niño que dice llamarse Santiago. “Me toca cogerlos porque no tengo nada que comer”.
Vive casi solo a unos 30 minutos del lugar donde está pescando sapos, no conoce a su padre y la madre es drogadicta y “cuando la veo es en las noches, mete muchos hombres en la casa”, afirma Santiago el niño que come sapos para sobrevivir.
Rodríguez le pide al niño que si lo puede acompañar a la casa para que le enseñe cómo preparar los sapos antes de comerlo. En el recorrido, mientras graba, Santiago le dice un dejo de nostalgia que: “a mí me da lástima porque estoy solo, vivo solo, mantengo solo… No estoy solo, estoy con Dios. Él es quien me acompaña siempre, hay que dejárselo a Dios”, se consuela.
La casa en la que vive Santiago está construida con ladrillos rojos, tiene dos habitaciones y una cocina. Allí, con maestría, le describe al influencer cómo prepara los sapos para alimentarse.
Cierto o no
Existen creadores de videos que, en ocasiones, inventan historias para posteriormente publicarlas en sus redes sociales y lograr seguidores y “me gusta”, realmente no sé si este es el caso, pero hay algo, al ver esta historia, que te indica que es verídica y si no es así, otorguémosle a Santiago un premio como mejor actor.
En todo caso esta es una de las miles de historias de niños colombianos que en el campo o en las ciudades se están muriendo de hambre. Él come sapos fritos, mientras que otros comen basura en las calles de las grandes urbes. Otros simplemente no comen nada. La Guajira tiene el triste récord de ser la región de América Latina donde mueren más niños por enfermedades relacionadas con la desnutrición. En lo que va corrido de este año han muerto 153 niños, de estos, 78 por enfermedades asociadas con la desnutrición, según registros del Instituto Nacional de Salud (INS).
Por: Javier Ahumada Bolívar
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