“No hay peor mal…”

“No hay peor mal, que el bien que no se sabe hacer.” Dice un viejo refrán popular.

Todo parece indicar que eso es lo que ha sucedido con la implementación la ley 2.232 del 2022, mediante la cual se eliminarán 21 plásticos de un solo uso al 2030, iniciando por 8 de estos el pasado domingo 7 de julio. Estos son: bolsas de punto de pago, bolsas de rollo del Fruver, bolsas de empaque de revistas y recibos, bolsas de lavandería, soportes plásticos de bombas y de copitos de algodón, pitillos y mezcladores.

Por supuesto que la norma tiene una muy buena intención. De acuerdo a la ONU: “La humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de las cuales son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos, que inundan los océanos y, a menudo, invaden la cadena alimentaria humana (A diferencia de otros materiales, el plástico no se biodegrada) Esta contaminación asfixia a la fauna marina, deteriora el suelo, envenena las aguas subterráneas y puede causar graves consecuencias para la salud humana…”. Además de que su producción comporta importantes cantidades de gases de efecto invernadero (el 3,4 % a nivel mundial) que contribuye a la crisis climática. Aparte de que el poliestireno expandido (que nosotros en Colombia conocemos como Icopor), uno de los elementos de la industria del plástico, ha sido prohibido hace unos años por la Unión Europea y muchos Estados de los EE. UU. por considerar que es cancerígeno.

Sin embargo, en el caso de la implementación de la ley en Colombia, apenas la semana pasada – es decir, casi dos años después de expedida la norma y justamente cuando entra realmente en vigencia – el Ministerio de Ambiente, a cargo de Susana Muhammad, expidió una resolución, en la que regula la ley y además recuerda que la fecha límite para la presentación del Plan de Gestión Ambiental de Residuos de Envases y Empaques es el 31 de diciembre del 2024. ¡¡Vale decir, 6 meses después de que ha entrado la nueva norma en rigor…!!

Tampoco el gobierno nacional expidió con tiempo una reglamentación basada en conceptos técnicos y estudios científicos para establecer las nuevas “reglas de juego” para los productores y comercializadores del plástico que representa una industria con 50.000 puestos de trabajo que hoy están en riesgo.

Por otra parte, no ha existido en estos dos años ningún tipo de pedagogía para los ciudadanos que hoy van a los establecimientos de comercio y encuentran que no solo no existen la bolsa plástica tradicional (que, por cierto, les cobraban en cada compra) sino que no hay siquiera un sustituto o reemplazo basado en material biodegradable o con materia prima reciclada.

Por cierto, aunque parezca increíble, muchos consumidores sí venían usando más de una vez las bolsas plásticas que les entregaban, y les cobraban, por ejemplo, en los supermercados. Lo hacían para envolver la basura, desechos sólidos y hasta papeles de baño utilizados para colocarlos en las puertas de sus casas o en los sitios de acopio en los conjuntos residenciales y edificios de apartamentos, para luego ser recogidos por los camiones de las empresas públicas encargadas. ¿Cómo se va a tratar ahora este tipo de desechos…? ¿Dónde se van a envolver…? ¿Cómo van a circular…? Podría convertirse en un problema de salud pública.

Dentro de 6 años deberán estar excluidos 13 formas más de los plásticos de un solo uso a que estamos acostumbrados. Esperemos que haya una mejor preparación del gobierno, la industria y los consumidores.

Por Víctor Herrera Michel  Abogado-Periodista. Autor de los libros Como Ganar las Elecciones y Manual del Candidato Ganador. Ganador del premio nacional de periodismo Analdex/Proexport 2012. Ha sido catedrático universitario, presentador de diversos programas en Telecaribe y columnista en varios medios de comunicación impresos y digitales. Actualmente es director del Noticiero de la Gente que se emite por la Voz de la Patria Celestial.  @vherreram

Atreverse a exportar

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