¿Necesita Colombia más de Jesús ahora que nunca? una reflexión sobre la fe, la política y la sociedad

En días recientes, la ciudad de Barranquilla fue testigo de una marcha que, bajo la bandera de la fe cristiana, proclamaba la necesidad urgente de que “Colombia necesita más de Jesús ahora que nunca”. Esta declaración, aunque bien intencionada, plantea una pregunta inevitable: ¿No ha necesitado Colombia siempre de Jesús?

Esta afirmación sugiere que la necesidad de Jesús, y por extensión de los valores cristianos, es mayor hoy que en tiempos anteriores, insinuando que en el pasado esta necesidad era menor o inexistente. Sin embargo, la fe cristiana enseña que la necesidad de Dios es constante e inmutable, no algo que se intensifica en función de las circunstancias políticas o sociales.

El Uso de la Religión en la Política

Este tipo de manifestaciones no son nuevas en el país, donde con frecuencia se entrelazan la fe y la política. Sin embargo, hay una creciente preocupación sobre cómo algunos grupos utilizan el nombre de Jesús y las Escrituras para justificar posiciones políticas o para atacar a aquellos que no comparten sus puntos de vista. Este fenómeno se observa tanto en los púlpitos como en las redes sociales, donde la Biblia mal usada se convierte en una herramienta para dividir más al país, en lugar de ser un mensaje de unidad y reconciliación.

La Búsqueda de un Presidente Cristiano: ¿Un Error de Enfoque?

Muchos sectores dentro de la comunidad cristiana han expresado su deseo de ver a un presidente que comparta su fe, bajo la creencia de que esto garantizará un gobierno justo y acorde a los valores bíblicos. Sin embargo, esta aspiración podría estar desenfocada. Lo que Colombia necesita no es necesariamente un presidente cristiano, sino un líder que respete la constitución y trabaje por el bienestar de todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias religiosas.

La Biblia enseña a los cristianos a orar por sus gobernantes, reconociendo que la autoridad viene de Dios, pero no llama a imponer una teocracia ni a buscar el poder político como fin último.

Proyectos de Ley y la Responsabilidad de los Legisladores Cristianos

En el Congreso, algunos senadores que se proclaman cristianos han enfocado sus esfuerzos en proyectos que promueven la defensa de la familia desde una perspectiva tradicional. Sin embargo, es legítimo cuestionar por qué estos mismos legisladores no están impulsando también iniciativas que fortalezcan la economía, el empleo formal, y el desarrollo social y cultural, áreas igualmente importantes para el bienestar de la sociedad.

En lugar de avanzar verdaderamente, algunos de estos líderes se limitan a recolectar firmas para proyectos específicos, como aquellos relacionados con el aborto o las drogas, lo cual puede parecer un intento de imponer una agenda más que de promover un desarrollo integral. Esta práctica es como construir un muro de barro para evitar que un mar en plena tormenta atraviese; al otro lado, en vez de enseñar a las personas a nadar y enfrentar las olas, se les enseña a construir más muros de barro, que inevitablemente caerán. Esta analogía refleja la ineficacia de enfoques que no abordan los problemas de raíz y que tarde o temprano, terminarán por colapsar.

División y Unidad: El Rol de la Iglesia

Uno de los riesgos de utilizar la Biblia para respaldar agendas políticas es la posibilidad de generar divisiones profundas dentro de la sociedad. El Evangelio predica la unidad y la reconciliación, y cuando se emplea para justificar divisiones o para demonizar a quienes piensan diferente, se distorsiona su mensaje original. Es ilógico predicar sobre el amor y la paz que enseñó Jesús, mientras se dispara veneno en redes sociales, e incluso se ofende a un presidente o político que no cumple con ciertos criterios personales. Este comportamiento contradice los principios fundamentales del cristianismo y contribuye a un clima de polarización y hostilidad que no beneficia a nadie.

El Rol de la Iglesia en la Sociedad

Finalmente, es crucial recordar que la iglesia tiene un papel fundamental en la formación de la familia y la sociedad. Esta responsabilidad no debe delegarse completamente a los políticos. La iglesia debe ser un agente activo de cambio a través del servicio, la educación y el ejemplo, promoviendo un Evangelio que sea relevante y transformador en todos los ámbitos de la vida.

La fe no debe ser depositada en los hombres, sino en Dios. Es tiempo de que la iglesia cristiana en Colombia reflexione sobre su verdadero rol en la sociedad y busque maneras de ser una fuerza unificadora y de cambio positivo, más allá de las arenas políticas.

Escrito por: Joel David Serrano Márquez Administrador de Empresas. Teólogo Bíblico Ministerial. Especialista en Gerencia de Producción y Operaciones Logísticas. Maestrante en Inteligencia de Negocios.

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