
Suicidio en menores. La salud mental infantil y juvenil enfrenta una creciente crisis en Colombia. En el Atlántico, aunque se ha registrado una disminución del 14,1 % en intentos de suicidio en lo corrido del 2025 —306 casos frente a 356 del mismo periodo en 2024—, casi la mitad de los casos involucra a niños, adolescentes y jóvenes entre los 7 y 21 años.
Según la Secretaría de Salud del Atlántico, 7 de los casos corresponden a menores entre 6 y 11 años; 111 a adolescentes entre 12 y 18 años. Los principales desencadenantes fueron problemas familiares (40,3 %), conflictos de pareja (28,5 %) y dificultades económicas (9 %).
Ante este panorama, se llevó a cabo una mesa técnica con EPS, redes prestadoras y secretarías de salud municipales para analizar el fenómeno y construir rutas de prevención diferenciadas. En el encuentro se evidenció una creciente preocupación por trastornos detectados en la primera infancia, así como un aumento de diagnósticos de autismo, especialmente en Soledad, donde se han identificado más de 240 casos.
Para Georgina Samudio, asesora médica de EPS Sanitas, “la articulación entre las EPS, IPS y la Secretaría de Salud es esencial para fortalecer las rutas de atención según cada etapa de la vida.” La coordinadora del programa de Salud Mental del departamento, María Elena Menco, añadió que la detección temprana en menores y adultos mayores es fundamental para evitar desenlaces fatales.
A través de la estrategia Habla y Te Sanas, el Atlántico ha activado una línea de atención psicológica 24/7 (317 621 8394), ampliado el programa POAF para acompañamiento a familias afectadas por intentos de suicidio, y fortalecido acciones en colegios, hogares y comunidades. Solo en 2024, la línea telefónica aumentó su demanda en un 89 %.
Dato nacional
Según datos del Ministerio de Salud y la Procuraduría, Colombia registró más de 3.000 muertes por suicidio en 2023. La segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años fue el suicidio, lo que ratifica la urgencia de tratar el problema como una prioridad nacional.
Aunque la reducción en las cifras es alentadora, el intento de suicidio infantil y juvenil sigue siendo una emergencia silenciosa que exige una respuesta integral. Es momento de dejar de hablar de salud mental como un tema aislado y empezar a tratarlo como una prioridad estructural en nuestras políticas públicas.

Para la psicóloga Marlyn Pérez, psicoterapeuta con amplia experiencia en atención a jóvenes y adultos, el aumento de intentos de suicidio refleja una desconexión o ruptura del vínculo entre padres e hijos. La mejor forma de prevenir esta problemática es brindando atención abierta y accesible a los padres, ya que su rol es fundamental en el desarrollo emocional de los menores.
Pérez enfatiza la importancia de fortalecer la atención primaria a los padres de familia, llegando a ellos a través de diversos medios como redes sociales, radio y televisión. La clave está en ofrecerles herramientas psicoafectivas que les permitan gestionar su rol con una mayor conciencia sobre la importancia del vínculo y la pertenencia en la vida de sus hijos.
“Los niños y adolescentes deben sentirse parte de un entorno que les brinde seguridad y confianza para existir. Cuando esto se pierde, el malestar emocional se agudiza, afectando su bienestar y su desarrollo”, advierte la experta.
Redacción Buenas Nuevas
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