Leandro De Souza archivos - Periódico Buenas Nuevas

El testimonio de Leandro de Souza, quien alguna vez fue considerado el hombre más tatuado de Brasil, es un poderoso reflejo de la gracia transformadora de Dios. Hace tres años, Leandro dejó atrás una vida marcada por la adicción a las drogas y el mundo del tatuaje para entregarse completamente al Señor. Su conversión a Jesús lo llevó a experimentar una renovación profunda, que hoy comparte con quienes buscan esperanza. En un video publicado por el evangelista Clebison Bandeira, Leandro relató cómo el bautismo en agua fue clave en su proceso de liberación: "Viví en el mundo, me liberé de las drogas mediante el bautismo en agua, gracias al perdón que sentí." Actualmente, asiste a la Iglesia Asamblea de Dios en Bagé (RS) y se encuentra en un proceso de eliminación de tatuajes, que cubrían el 95% de su cuerpo. Para él, cada sesión de remoción es un símbolo de renacimiento, reflejando la transformación que ya ocurrió en su alma. Más allá de los cambios físicos, Leandro ha asumido un nuevo propósito: llevar el Evangelio a los perdidos. Su testimonio es un recordatorio de que la gracia de Dios no tiene límites y que, cuando alguien se entrega a Cristo, su vida puede ser completamente restaurada. Leandro empezó a tatuarse a los 13 años y, a lo largo de dos décadas, había acumulado más de 170 diseños en su cuerpo. El proceso de eliminación incluye diferentes etapas, como sesiones de láser y CO₂, así como el uso de un sellador. Leandro también sigue pautas médicas, como el uso de pomadas y hielo en las zonas tratadas, así como evitar la exposición al sol. Su historia nos invita a reflexionar sobre el poder del perdón y la renovación espiritual. Como dijo Clebison Bandeira: "Hoy le están quitando los tatuajes, pero antes de que se borraran, la sangre de Jesús ya había quitado los pecados de su alma." Leandro continúa compartiendo su experiencia en redes sociales, inspirando a otros con su mensaje de fe y transformación. ¿Qué opinas de este testimonio? Déjanos tu comentario y comparte esta historia de esperanza. Redacción Buenas Nuevas “Yo era stripper hasta que JESÚS me mostró el infierno”.