
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó en Israel, recibido por el primer ministro Benjamin Netanyahu y autoridades locales. Su llegada coincidió con la liberación de los últimos rehenes retenidos por Hamás durante 738 días, como parte de un acuerdo de paz que busca cerrar el conflicto iniciado en octubre de 2023.
Un discurso cargado de esperanza
Durante su intervención en el Knesset, Trump calificó la liberación como “un triunfo increíble para Israel y para el mundo”. Añadió que era “un gran y bello día. Un nuevo comienzo”, y proclamó: “Hoy los cielos están calmos, las armas están en silencio”. Su mensaje fue recibido con ovaciones por parte de los parlamentarios.
El presidente estadounidense hizo énfasis en la dimensión espiritual del evento, agradeciendo “al Dios Todopoderoso de Abraham, Isaac y Jacob”. Afirmó que era “el nacimiento de un nuevo Oriente Medio, donde la paz debe florecer bajo la mirada de Dios”. Estas palabras resonaron especialmente entre los legisladores religiosos.
Reconocimiento mutuo y cumbre por la paz
Netanyahu describió a Trump como “el mayor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca”, y recordó su papel en el reconocimiento de Jerusalén como capital. Citó la Biblia al decir: “En nuestros momentos más oscuros, pedimos a Dios que nos mostrara un camino – y lo hizo a través de nuestros amigos”.
Tras el acto en el Parlamento, Trump se dirigió a Egipto para liderar una cumbre en Sharm el-Sheikh junto a líderes de más de 20 países. El objetivo es formalizar el fin de la guerra en Gaza y avanzar hacia la reconstrucción regional, incluyendo el desarme de Hamás y la creación de una fuerza palestina con supervisión internacional.
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