Testimonios: la historia de un travesti transformado en predicador del Evangelio

La historia de Cleiton, un travesti transformado en predicador del Evangelio
Antes y después de Cleiton Lima

Cleiton nació y creció en una familia humilde en Ceilândia do Sul, periferia del Distrito Federal. A los 8 años comenzó a asistir a la iglesia buscando refugio de la violencia doméstica que sufría en casa, pero allí fue abusado por un obrero. A los 13 años inició la prostitución y más tarde se aplicó hormonas para modificar su cuerpo, entrando de lleno en el mundo del travestismo y las drogas.

Predicando en una iglesia, Cleiton recordó:
«Hace 18 años Jesús entró en mi vida. Fui travesti, adicto al crack durante más de 10 años. Arrestado cinco veces en Brasilia, Goiânia, Vitória y Belo Horizonte. En la penúltima detención pasé un año y siete meses y ¿sabes qué aprendí? Que cuando Jesús entra, la historia nunca es la misma».

Tras ser preso por primera vez en Goiânia, prometió a su madre cambiar de vida, pero al salir volvió al mismo estilo: «Mi punto débil era el dinero. Viví una vida ostentosa, de ilusión», confesó.

 El accidente que cambió todo

Un día recibió la invitación para asistir a la inauguración de un hotel en Espírito Santo. Cuatro travestis subieron al coche; en una curva, a 120 km/h, se accidentaron y cayeron al río Doce.
«El primero murió de traumatismo craneano, el segundo murió ahogado, el tercero quedó parapléjico y el cuarto travesti que estaba dentro de ese coche, hoy, es ministro del Evangelio», declaró Cleiton, reconociendo la liberación de Dios.

El encuentro en la cárcel

A pesar del milagro, siguió lejos del Señor y fue preso nuevamente en Belo Horizonte. Allí intentó quitarse la vida tres veces, pero Dios lo preservó. Recordó:
«Nunca he visto un lugar donde se temiera tanto a la Palabra de Dios como dentro de una cárcel. Porque allí, incluso los más peligrosos están en silencio para escuchar cuando Dios habla».

Durante ese tiempo meditaba cada día en el Salmo 27, y fue alcanzado por el versículo 10: «Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá».

En Instagram resumió así su transformación:
«Lo que muchos llamaron el fin, Dios lo transformó en un comienzo. En medio de la adicción, Jesús trajo la liberación. Cuando la identidad estaba rota, Él generó verdad. Donde había prisión, Él abrió el camino y el propósito.. Hoy, no me define el pasado, sino la vocación. No es estadística, es un testimonio vivo del poder del Evangelio… Jesús sigue cambiando las historias de que el mundo ha renunciado».

Hoy, con 46 años, Cleiton es pastor, predicador y ganador de almas. Mira su historia con un solo sentimiento: gratitud.
«Llegar aquí no ha sido nada fácil, pero he llegado, no por mérito, sino por gracia, ¡el favor inmerecido! Y la palabra que me define hoy es gratitud. Gratitud a Dios, a los amigos… Hoy celebro otro año de vida y esta vida la dedicaré a Él».

Redacción Buenas Nuevas

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