Decenas de seguidores del presidente saliente entran en el interior del Capitolio, donde están reunidas las dos cámaras del Congreso para certificar la victoria de Biden
La imagen insólita del Capitolio ocupado por los manifestantes obligó a suspender la sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso. Las autoridades cerraron las puertas del hemiciclo y evacuaron al vicepresidente Mike Pence para garantizar su seguridad. Pero aun así se vivieron momentos de extrema tensión. Las puertas del Senado tuvieron que bloquearse con armarios, según algunas fotografías, pero algunos manifestantes llegaron a entrar en el hemiciclo. Una fotografía capturó a uno de ellos levantando el puño desde el estrado que ocupa habitualmente el presidente de la cámara. Otros irrumpieron en las oficinas de los congresistas y, según informaciones de la CNN, llegó a producirse un enfrentamiento armado en los pasillos del edificio. Al menos una mujer habría recibido un disparo en el pecho, según esas mismas fuentes.
Hasta entonces la concentración de las decenas de miles de personas que han tomado el centro de Washington para protestar contra el infundado fraude electoral bajo el eslogan ‘Salvemos América’ había transcurrido sin incidentes. Pero, entre la multitud, el enfado, la frustración y la zozobra era palpable. Imperaba en muchos la sensación de que sin Trump en el poder EEUU perderá sus libertades, dará la espalda a Dios, quedará a expensas de una élite corrupta y se convertirá en un régimen totalitario.
La alcaldesa de Washington impone el toque de queda ante la posibilidad de que se produzcan incidentes violentos
“Frenar el robo”
“Tenemos que luchar para frenar el robo electoral, está en juego nuestra libertad”, decía Lisa Verdonik, una oficial de la Marina retirada. “Si la izquierda trata de convertirnos en una dictadura comunista, esto podría acabar en una revolución. Rezo para que no suceda porque tengo miedo”. Entre los asistentes había miembros de milicias paramilitares y grupos de extrema derecha como los Proud Boys, que fueron los primeros en marchar hasta el Capitolio para protestar por la reciente detención de su líder. Todos ellos comparten la hostilidad hacia el Gobierno y una clase política que consideran corrupta, una de las percepciones que Trump ha alimentado insistentemente estos años, en los que ha dividido al país, ha fomentado el odio y ha puesto las semillas para la insurrección en ciernes de este miércoles.
“Le pido a todo el mundo en el interior del Capitolio que se comporte de forma pacífica”, escribió el presidente en las redes después de que se desatara el pandemonio en su interior. “Nada de violencia. Recuerden, somos el partido de la ley y el orden”. La alcaldesa demócrata de Washington, Muriel Bowser, decretó el toque de queda en la ciudad a partir de las 18.00 horas. Y la Casa Blanca anunció el envío de refuerzos para la Guardia Nacional y la policía, obligadas a desalojar de un modo u otro la ocupación del edificio.
Fuente El Periódico
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