El delantero brasilero escribió un artículo donde cuenta detalles de cómo su relación con Dios le cambió la vida
Pato cree que Dios le dio un regalo, pero aclara: “El primer punto que tienes que entender es que salí temprano de casa. Probablemente demasiado pronto. Cuando tienes 10 años, no estás listo para el mundo. Sales en busca de tu sueño, pero estás solo y es muy fácil perderse en el camino.”
Nacido en el interior de Paraná, Pato se reveló en el Internacional, donde jugó durante seis años en las categorías juveniles. En este momento, informa haber experimentado su primer milagro.
“Tropecé con una cadena de estacionamiento y aterricé sobre mi brazo izquierdo. Me enyesaron la mitad del cuerpo y parecía una momia”. “El médico hizo una radiografía y encontró un gran tumor en mi brazo. ‘O lo operan ahora, o tendremos que amputarlo’”.
Cuando era adolescente, Alexandre Pato tuvo que lidiar con la noticia de que podría perder su brazo izquierdo en 24 horas. En ese momento, su familia no podía pagar la cirugía, por lo que su padre trató de convencer al médico.
“Filmó todos mis juegos, así que tomó las cintas y las llevó al hospital, dijo una oración, entró en el consultorio del médico y puso esas imágenes lloviznas de un niño corriendo en la cancha de fútbol sala. Mi padre dijo: ‘Doctor, este es mi hijo. No sé cómo pagarlo, pero no quiero que deje de jugar’”, dice.
“Para lo que pasó después no tengo explicación. Quizás el doctor vio talento en mí. O escuchó la voz de Dios. ‘No te preocupes, lo hago gratis por tu hijo'”, prosigue el jugador, que concluye: “Fue un milagro”.
En 2007, un mes antes de cumplir dieciocho años, Pato fichó por el Milán, donde disfrutó de una etapa exitosa en el club italiano. Sin embargo, su carrera se vio obstaculizada por las lesiones. “Lloré, lloré, lloré. Tenía miedo de no volver a jugar al fútbol”, confiesa.
En 2013, el jugador coincidió con el Corinthians con un salario alto, pero su paso por el club paulista fue frustrante. En solo una temporada, fue cedido al São Paulo. Tras ser reintroducido en el Corinthians, el delantero pasó por equipos como Chelsea, Villarreal y Tianjin Tianhai, hasta que entendió que “eso necesitaba cambiar”.
Punto de retorno
En 2017, Alexandre estaba en China, soltero y viviendo con un amigo. En ese momento, buscaba cuidar su salud mental y sus relaciones. Dice que fue un período en el que “maduró” y “estaba jugando bien”, pero aún buscaba llenarse de diversión.
“Después de mi tiempo en China, todavía estaba soltero, así que decidí disfrutar de mi libertad. Fui a Los Ángeles. Quería el mejor hotel, el mejor auto, las mejores fiestas”, revela.
“Estaba en un lugar y de repente una chica empezó a inhalar cocaína a mi lado. ‘Maldita sea, ¿qué estoy haciendo aquí?’ Tomé mis cosas y me fui. No quiero esto para mi vida, este mundo vacío. Hablé con mi amigo. ‘¿Voy a pasar el resto de mi vida solo?’”, agregó.
Entonces Pato decidió regresar a Brasil y le envió un mensaje a Rebeca Abravanel, quien hasta ese momento era su amiga. “¿Quieres ir a dar un paseo?”, Preguntó. “Vamos a tomar un poco de café”, respondió ella.
La Biblia tenía todas las respuestas
“Me reuní con ella y después de unos segundos… Hombre, esto es lo que quiero. La invité a salir de nuevo. Me puse un lindo atuendo, estaba todo a la moda. Ella dijo: ‘Vamos a la iglesia’”, dice. “¿Iglesia?”, pensó para sí mismo.
Fue entonces cuando el jugador vivió algo inesperado: “Hombre, qué sorpresa. La Biblia tenía todas las respuestas que había estado buscando durante años. Miré al cielo y dije: ‘Señor, ya no quiero esa vida’. Ese día todo cambió para siempre”.
Desde entonces, Pato dice que ha vivido una realidad totalmente diferente. Desde 2021 juega en el Orlando City y hoy, a sus 32 años, espera jugar en una Copa. “Pero estas cosas suceden en el tiempo de Dios. Vivo hoy, el resto depende de Él”, enfatiza.
Alexandre Pato dice que no llegó a ser el mejor del mundo en el fútbol, pero desde su punto de vista, recibió muchos “Balones de Oro”.
“Veo a mis padres con mucha más frecuencia; estamos recuperando el tiempo perdido. Tengo una relación maravillosa con mis hermanos. Estoy en paz conmigo mismo. Soy un hijo de dios. Amo a Rê, mi esposa”, reflexiona. “Si la vida es realmente un juego, gané”.
También te puede interesar leer: “En Dios encontré todo lo que necesito”: Juan Guillermo Cuadrado
Sé el primero en comentar