Después de la muerte de 19 personas cuando pretendían llegar a Trinidad y Tobago, el psicólogo Leobaldo Barradas, hace un perfil de los venezolanos que salen a buscar nuevos “horizontes”.
El suceso de los 19 muertos ahogados tratando de pasar a Trinidad y Tobago ha tenido “burladores” que dicen: “si querían aprender a nadar lo hubieran hecho en una piscina”. Otros califican de delincuentes a los que murieron. Hay quien los define como irresponsables. Pero quisiera aportar mi visión del cuadro psicológico del que se arriesga de esa manera:
1. El contexto de necesidades, hambre, falta de recursos económicos, y una situación país alienante, pueden ser detonantes de “huida o escape”. Algunos deciden seguir resistiendo. Pues poseen ciertas fortalezas familiares y oportunidades para sobrevivir. Pero no todas las personas tienen el apalancamiento para sobrevivir. Por tal razón, algunos deciden emigrar.
2. El venezolano a pie, el que hace colas para comprar un pan, que le toca cocinar a leña y hacer vía crucis para echar gasolina, ese que gana 5 dólares al mes. Que le toca comer una o dos comidas al día, o al extremo, ninguna. Ese venezolano quebrado y desesperado. Quien ve a sus hijos languidecer y pedir comida cuando falta proteína. Es ese ciudadano que decide emigrar. Salir de su país para enfrentar el estresante camino de buscar otro sitio para reemplazar su situación actual.
3. La mente del que migra viene cargada de una mezcla de estrés, ansiedad y depresión. Rodeado de ESTRESORES que originan una interpretación terribilizante. Es migrar en busca de una esperanza.
4. No es tan probable que quien se arriesga en una balsa, o en un bote, o corra el riesgo de cruzar una frontera peligrosa, no pienso lo haga por deporte o por turismo. O porque sea muy cómodo el viaje. El estrés psicológico al que se enfrente el migrante y el síndrome de Ulises al que puede padecer descarta la tesis de que sea movido por “traición a la patria o cobardia”.
5. El síndrome de Ulises no es un simple duelo migratorio o una tristeza por dejar al país. Esta gente que son CAMINANTES venezolanos que son vistos a pie por Colombia y Perú, que pasan por trochas llenas de mafias, que pasan con sus pocas pertenencias e hijos, no son necios cobardes. Muchos de ellos viven la angustia, desesperanza y entre la opción de suicidarse o vivir, deciden cruzar ríos o mares. Han perdido mucho y se lanzan a esa travesía.
6. Estos viajeros sufren deterioros en la salud mental. Sufren duelos por la exposición a variados estresores. Se experimenta duelo inherente. Entre ellos el venezolano siente la separación de su familia. Hay hombres que les tocó irse solo para buscar trabajar y enviar dinero a los suyos. El duelo por sentir perdida de su hogar. Ir a un país con otra lengua o dialectos. Otra cultura, otra tierra, otra experiencia de estatus social. Asumir otra posición a la acostumbrada. Es duelo por no estar entre los de su grupo sociocultural y en medio de personas con otros rasgos físicos. Esto sumado al estrés crónico en la lucha por la supervivencia. Por ejemplo: ubicar alimentos, comida, refugio, un techo, y lograr producir dinero para subsistir. Esto se complica por la presión de grupos irregulares o mafias que ven al inmigrante como vulnerable. El miedo al ultraje.
7. Los estados de ansiedad y la somatización psicopatológica se dispara en esos extranjeros que deben ser más efectivos y competitivos que sus congéneres por razones de supervivencia. El soportar humillaciones y ultrajes. El soportar el estigma de que vienes de un país en conflicto. Algunos los ven como culpables, otros como intrusos, otros, como amenazas. Pues por la condición migratoria son vistos como mano de obra barata. Y muchos corren el estresante desafío de ser asociados con delincuentes venezolanos, o como “flojos” culpables de no trabajar o ser cómplices del gobierno venezolano. El bullyng es frecuente. Y por el mal proceder de delincuentes que también emigran, los delitos de estos son atribuidos a gente trabajadora.
8. Así, los factores con potencial de daño psicológico para el migrante se presentarían tanto en los procesos de viaje, como en la detención y el retorno forzoso. En algunos casos son deportados. Cosa que deteriora la salud mental y el autoestima.
9. Pienso que este contexto psicosocial que he explicado, descarta que estos 19 ahogados estaban aprendiendo a nadar o surfeando.
Fotografía: @ReutersLatam
Lo que ha descrito el autor del artículo en este espacio es exactamente lo que pasa por nuestras mentes todos los días. De este lado, en Venezuela; desde hace mucho rato,somos supervivientes. Subsistir de este lado es una competencia que ha dejado en el camino a cientos de hermanos y a otros los ha obligado a abandonar la carrera. Nuestros cuerpos en críticas condiciones se esfuerzan por ganar la competencia, perocada día que pasa parece imposible obtener la victoria. Estamos aquí llenos de Fe, creyendo que solo Dios puede ayudarnos para no caer en el camino o abandonar la competencia. No tengo una palabra que llegue a describir la magnitud de la situación que tiene el venezolano en este momento. Dios nos siga ayudando.
Dios bendiga a la República de Venezuela y a todos los Venezolanos que son víctima de un gobierno o Régimen Comunista y satánico que lo único que ha hecho es destruir a un País y saquear los recursos Naturales y la población en estos casos es la que sufre y necesariamente la obligan a emigrar ya que se vuelve invisible ese lugar. Pero el Señor va a restituir todo lo que le han quitado a Venezuela de la misma forma como el Presidente Traump va a recuperar la Presidencia, muy pronto Maduro y sus secuases pagarán por todo el daño que le han hecho q nuestros hermanos y a la República de Venezuela. Será ésta la lección que el Señor nos dan para no apoyar a ningún político del diablo, sencillamente por qué no cumplen ni años, y todo lo quieren egoistamente solo para ellos y nada para el Pueblo, es el mismo diablo gobernando. Bendiciones.