La madrugada del 28 de agosto, una familia cristiana fue asesinada en su vivienda en Flor de Bastión, Guayaquil, tras negarse a pagar extorsiones exigidas por bandas criminales. El hecho ha generado conmoción nacional y un llamado urgente a la protección de comunidades de fe.
Las víctimas fueron Sixto Vega Arana, su esposa Maricela Gómez Villegas y su hija Dayana Vega Gómez. Solo sobrevivió su nieto de un año. El vehículo familiar fue acribillado, reflejando la brutalidad del ataque. Sixto, funcionario municipal, había expresado públicamente su confianza en Dios ante el acoso criminal.
Cuatro iglesias evangélicas en la zona han sido objeto de extorsiones. Vecinos confirman que muchos templos han pagado para sobrevivir, mientras otros, como la familia Vega, enfrentan consecuencias fatales. Durante el sepelio, cristianos se reunieron para despedirlos con alabanzas, recordando su generosidad y compromiso espiritual.
Clima de inseguridad y desplazamiento
La violencia ha provocado el éxodo de familias enteras. Grupos criminales se apoderan de propiedades, reclutan o asesinan a quienes se resisten. “Todos lloran de desesperación”, afirman habitantes que han optado por huir ante la creciente amenaza.
La Policía asegura haber identificado a la banda responsable, pero el temor a represalias limita las denuncias. El Estado enfrenta el reto de intervenir militarmente y proteger tanto a la población como a los espacios de culto.
A pesar del dolor, la comunidad cristiana sigue intercediendo y proclamando esperanza. El testimonio de Sixto y su familia deja una huella de fe, valentía y fidelidad que inspira a seguir firmes ante la adversidad.
Bibliatodo, edición Buenas Nuevas
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