El profeta es un hombre inspirado en el sentido más estricto de la Palabra.
Nadie en Israel tuvo una conciencia tan clara de que era Dios quien le hablaba y de ser portavoz del Señor como el profeta. Y esta inspiración le viene de un contacto personal con Él, que comienza en el momento de la vocación. Por eso, cuando habla o escribe, el profeta no acude a archivos y documentos, como los historiadores, tampoco se basa generalmente en la experiencia humana general, como los sabios de Israel. Su único punto de apoyo, su fuerza y su debilidad, es la palabra que el Señor le comunica personalmente, cuando quiere, sin que él pueda negarse a proclamarla.
Hoy hablaremos brevemente, en estas páginas, de Miqueas, un profeta menor del que nada sabemos ni como fue llamado por Dios, pero que tenía una conciencia viva de su vocación profética.
Miqueas es portavoz de la Palabra de Dios, y ésta en sus labios, es ante todo una condena, pues, fustiga duramente a los ricos acaparadores, a los acreedores despiadados, a los comerciantes fraudulentos, pero sobre todo a los sacerdotes y profetas codiciosos.
Él dice en su acusación contra los dirigentes espirituales de Israel, entre otras cosas, lo siguiente:
“Así ha dicho, Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les dé de comer proclaman guerra contra él”. (Miqueas 3,5).
“Sus jefes juzgan por cohecho y sus sacerdotes enseñan por precio y sus profetas adivinan por dinero y se apoyan en Jehová diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros”. (Miqueas 3,1).
Estas palabras de Miqueas, pronunciadas hace siglos, cobran plena vigencia hoy día, sobre todo contra aquellos pastores, caracterizados por su desmesurado afán de lucro, y sobre todo porque persiguen y fustigan duramente a quienes no le traen el diezmo, a quienes no les dan de comer.
Ellos dicen que el diezmo es para Jehová, pero en verdad es “para engrosar sus arcas y engordar su estómago”.
El mensaje de Miqueas es plenamente concordante con el de Ezequiel: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos¡…”(Ezequiel 34, 2).
BIBLIOGRAFÍA: ANGULO MENCO, José. “La índole calvinista del Protestantismo colombiano”. Ed. Antillas.
SICRE, José L. “Los profetas de Israel y su mensaje”. Ediciones Cristiandad.
Biblia de Jerusalén.
Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO,
filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.
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