
Aunque parezca increíble y paradójico, Jesús, el hijo de Dios, perdió contundentemente en la única elección ante el pueblo en la que se vio obligado a participar.
En efecto, a propósito de la Semana Santa que vivimos por estos días, recordemos que, según Las Escrituras, en el día de la fiesta Pilato acostumbraba a poner en libertad a un preso, el que la gente quisiera, y estaban Jesús y Barrabás, que había cometido un homicidio. Pilato le preguntó al pueblo que terminó pidiendo que crucificaran a Jesús. Pilato optó por complacer al pueblo y puso en libertad a Barrabás; luego mandó que azotaran a Jesús, y lo entregó para que lo crucificaran. (Marcos 15)
A diferencia de entonces, lo importante y significativo es que hoy tenemos la oportunidad de elegir a Jesús cada nuevo día. Cuando decidimos hacer lo correcto en nuestro trabajo, en nuestro ámbito de estudio, con nuestra familia, en reunión de amigos, en relación con nuestros vecinos. Elegir a Jesús significa elegir la vida, la esperanza, la honestidad, el futuro, el perdón, la integridad y la verdad. También cuando renunciamos a hablar mal de otro o a sacar ventaja de nuestra posición laboral o condición social, cuando somos generosos con el necesitado, cuando ayudamos al prójimo, cuando perdonamos las ofensas, cuando cuidamos al anciano, cuando acompañamos al enfermo, cuando consolamos a la viuda, cuando amparamos al huérfano, en fin.
La misma palabra de Dios nos invita a elegir para cuando vuelva Jesús, y en el Juicio de las Naciones les diga a unos que heredaran el reino de los cielos “… Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí… en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis …” Y también condenará al fuego eterno a los que no lo hicieron así. (Mateo 25)
Por otra parte, Santiago nos lleva a elegir la acción cuando nos dice que la fe sin obras es muerta: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma…” (Santiago 2)
Pero el acto de elegir también se da en nuestra vida democrática. Igualmente, allí tenemos que hacerlo. Según la registraduría nacional del estado civil, este año se realizarán en Colombia unas 30 elecciones. Ya se han ejecutado las de gobernador de Putumayo y la de alcaldes de Puerto Guzmán (Putumayo), Pamplonita (Norte de Santander), El Rosario (Nariño), Chiriguaná (Cesar) y Apartadó (Antioquia). Próximamente, se realizarán las de los alcaldes de Duitama, Nuevo Colón y la Victoria en Boyacá, Coyaima (Tolima), Oiba (Santander) y La Jagua del Pilar (La Guajira).
Y las que vienen después. Por ejemplo, en el último trimestre del año está la de los Consejos municipales y locales de Juventud y, eventualmente, las consultas internas de los partidos y la polémica Consulta Popular promovida por el Gobierno nacional. En menos de un año tendremos las elecciones al Congreso de la República, y en mayo del 2026 las presidenciales en primera vuelta y, probablemente, la segunda vuelta.
En todas ellas debemos elegir a Jesús. Elegir la verdad. Él mismo nos enseñó: “Yo soy el camino, la verdad y la vida.”

Por Víctor Herrera Michel Abogado-Periodista. Autor de los libros Como Ganar las Elecciones y Manual del Candidato Ganador. Ganador del premio nacional de periodismo Analdex/Proexport 2012. Ha sido catedrático universitario, presentador de diversos programas en Telecaribe y columnista en varios medios de comunicación impresos y digitales. Actualmente es director del Noticiero de la Gente que se emite por la Voz de la Patria Celestial. @vherreram
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