Historia de amor tras las rejas. Lo que Dios une ni los muros de la cárcel los separa

Por: Javier Ahumada Bolívar

A pesar de su timidez, Madelyn tiene una gracia especial. Cuando sus ojos diáfanos te miran, de los labios brota una cándida sonrisa, que transmite confianza.  Quizás fue eso lo que reparó Luis Fernando Suárez el primer día que la vio en la campaña evangelista,  realizada  en la cárcel Modelo de Barranquilla.

Después de la ceremonia en compañía de familiares

Era la primera vez que entraba a una cárcel. El pastor que llevó la predicación es un dominicano, Roberto Ozuna, a quien Dios había traído por estas tierras, con las brisas de enero y cuyo tema fue “De la Cárcel al Palacio”.

Luis Fernando Suárez predicando en la Cárcel Municipal de Barranquilla

Luis Fernando por su parte, ha pernoctado en ese centro penitenciario desde el 15 de abril de 2012, cuando fue capturado, allí se reafirmó con el Señor y ahora es pastor líder del patio B de la “Universidad Modelo” como los internos le llaman a la cárcel.  

Ese día se conocieron e hicieron empatía, ella oraba al Señor que le mandara un hombre que por sobre todas las cosas lo amara a Él. Se lo imaginaba un servidor de Dios y que pudieran recorrer iglesias, barrios  y ciudades llevando el mensaje de la salvación. Nunca se imaginó que el hombre que la desposara y que ella pedía, estaba tras los muros de una prisión.

A través de las cartas de él y de ires y venires  de ella, arrancaron un proceso de amistad que terminó en un fugaz noviazgo. En medio de oraciones, ayunos  y confirmaciones, terminaron casándose.

El 30 de junio pasado en la puerta de penal, Madelyn vestida de blanco, con un ramo de flores en sus manos y mucho nervio, esperaba que le abrieran las puertas para cumplirle una cita al amor. Mientras tanto Luis Fernando acicalado para la ceremonia  esperaba ansioso la llegada de  su amada. A las 9:30 a.m., en la capilla de Justicia y Paz del patio B, se congregaron para ver el acontecimiento más de 80 personas, la mayoría compañeros de prisión de Luis Fernando.

La ceremonia fue sobria y muy espiritual. Desde Chile llegó,  para casarlos, por cortejo religioso, el pastor Erick Fredes, quien fue el hombre que Dios utilizó para confirmarle a Madelyn que el varón por el que ella oraba se encontraba tras las rejas.  “Para  mí fue algo muy impactante, ya que en mis conversaciones con el pastor Fredes, en Facebook,  nunca le dije sobre lo que estaba sucediendo, siempre le enviaba palabra de fortaleza ya que estaba pasando por una prueba de salud: él tenía cáncer en el estómago”. Comenta.

Luis Fernando Cáceres, director del penal y la oficina de Trabajo Social del INPEC, no pusieron  objeción ante la petición del casorio dentro del penal, pues Luis Femando goza de buena estima y ha desarrollado una labor especial en la penitenciaria. – Es un buen ejemplo para los otros internos. Manifestó el director.

Tres sillas estaban dispuestas  para la pareja: lado izquierdo para el novio, lado derecho para la novia y la del centro reservada para Jesucristo -porque Él está en medio de nosotros. Dijo el pastor José Blas Vergara, encargado de casarlos con las formalidades de la ley.

Después de celebrar el ágape, siendo ya las 11:30 de la mañana, la guardia hace seña para desocupar el recinto; algunos parientes y amigos de los novios comienzan a evacuar y la novia sin noche de bodas, pero dichosa abandona el penal.

Esta historia tuvo un final feliz. Ahora se abre otro capítulo en la vida de Luis Fernando y Madelyn, ya no son dos sino uno y libres en Cristo Jesús. A ella se le cumplió el sueño de encontrar un hombre que ame ante todo al Señor y recorrer con él,  no las calles de la ciudad, sino los patios del claustro llevando las buenas nuevas de salvación.

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