Impulsa a tus hijos a leer, les harás un bien incalculable

Es mucho lo que ganarán como familia al hacerlo, pero potenciarás también en ellos autenticidad, propósito y una vida profesional extraordinaria.

Mi hijo está sentado mirando el televisor. Llevo varios minutos esperándolo, vamos a leer un cuento juntos. Pero el estímulo que propongo, por más que mi pequeño ame la historia, no le gana a la pantalla. Tengo que pararme junto a él, recordar nuestro acuerdo de seguir con la historia, para que él se despegue (con mucho trabajo) y se siente conmigo.

A los niños (y a los jóvenes y a los adultos) les encantan las historias, especialmente los cuentos. Jordi Nomen, autor del libro “El niño filósofo”, comenta al respecto que este amor de los pequeños por ellos se debe a que “los cuentos generan estructuras que permiten transferir aprendizajes a la realidad y explicar el mundo desde una perspectiva de seguridad“.

En su libro también comenta que “los niños quieren saber, porque ignorar genera cierta inquietud, un sentido de descontrol (…) Comprender (en cambio), genera bienestar emocional“.

En este texto quiero comentarte las grandes ventajas para tu familia al instalar el hábito de la lectura. No ganarás solamente en cercanía y conexión, conseguirás que su relación con el mundo sea más estable, más segura. Impulsarás su desarrollo neuronal e incluso, sus habilidades sociales, al dotarlo de reflexividad.

Una imagen no se “piensa”

El escritor italiano Giovanni Sartori , hace treinta años, nos prevenía sobre un cambio en nuestros procesos intelectuales, cambiando la definición del hombre de “homo sapiens” (hombre que razona) a “homo videns” (hombre que ve).

Al leer, es preciso construir en nuestra mente aquello que decodificamos. Se establece un proceso de asimilación de las ideas compartidas, pero igual nos emocionamos, lloramos o estamos al borde del asiento. Al mirar, la información es recibida de otra manera, más pasiva. Este segundo proceso requiere mucho menos habilidades cognitivas, y entra más fácilmente a nuestra mente y corazón, sin pasar por filtros.

¿Miras más de lo que lees o piensas?

¿Cuánto tiempo nos damos para distraernos en TikTok, Instagram o Twitter?, ¿Cuánto tiempo miramos series? Este entretenimiento pasivo cumple su función: distraernos, pero también nos aletarga.

Jordi Nomen nos recuerda que la necesidad de los niños de comprender el mundo, los estabiliza, pero no se refiere solo a ellos. Porque no olvidemos que el contenido listo para digerir de las pantallas, no es inocuo ni neutral. No es “una ventana al mundo, sino una ventana a la irrealidad“, como menciona el profesor sevillano Manuel Blanco Pérez.

El profesor Blanco se refiere a que estos contenidos son delineados y programados por una élite minúscula, y consumidos por las masas. Como el autor citado arriba, Giovanni Sartori, menciona también: “Estamos confinados a lo que vemos“.

¿Cuántos minutos esta semana hemos estado lejos de los aparatos, procesando información, dialogando, leyendo apartados de las pantallas? A veces, no nos es sencillo ni cómodo hacerlo, estamos demasiado atenidos al consumo voraz de imágenes, ideas e historias que no requieren de nosotros más que algo de atención.

Leer es urgente

Al pensar, realizamos juicios, nos basamos en suposiciones, inferimos, emitimos juicios. Estos procesos de pensamiento y otros más, son necesarios para asegurar un pensamiento crítico en nuestros pequeños y en nosotros mismos.

A este respecto, Nomen nos dice que “lo peor que podemos hacer como adultos con la imaginación de un niño, es apropiárnosla y no dejarle espacio para ejercerla”.

¿Cómo se ejerce la imaginación? Reflexionando sobre lo que se mira, sobre lo que se piensa. Dando espacio a la mente para volar lejos de los estímulos visuales que a veces solo generan adicción, y no enriquecen.

Bien sabemos que la televisión ha sido utilizada como medio de influencia y control social. Desde la Alemania Nazi, en que el cine propuesto pretendía formar en los jóvenes un odio hacia los judíos, hasta China o Corea del Sur, donde se controla lo que la gente común puede o no mirar. Es entonces muy importante cuidar nuestra capacidad de razonar, reflexionar e imaginar.

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Leer nos conviene

Salvador Saulés, doctor y educador mexicano, nos dice que “la capacidad de leer y de comprender lo leído es un requisito indispensable para el éxito en la vida, pues de su incorporación deriva la apropiación del contexto, el desarrollo personal e incluso la integración social“.

Y no se refiere a la lectura común, sino a la búsqueda de una lectura de comprensión, en la que nos adueñemos del texto y permitamos que nos cambie, nos mejore, nos inquiete y nos mueva la mente y el corazón.

Pero llegar a esto requiere una desintoxicación de la comodidad del desdoble de imágenes y el deseo de expandir nuestra mente y nuestras capacidades, y las de nuestros hijos.

¿Cómo se logra esto?

Se logra con el fomento de la reflexión. Volvamos con Jordi Nomen: “El padre te cuenta un cuento y tú, a cambio, debes explicarme cómo imaginas el espacio en que sucede, el vestido de la protagonista o lo que pasará más allá del final”.

Primero, encantarnos con las historias siempre disponibles en las páginas de un libro y luego preguntar mucho e investigar.

Es mucho lo que puede lograrse a raíz de la lectura: encontrar vocaciones, consolar corazones heridos, una conversión espiritual. J.R.R. Tolkien, C.S Lewis, Charlotte Mason, entre otros, refuerzan la riqueza y bendición para el cuerpo, mente y alma de las personas que se adentran en este universo tan bello.

Tomemos un libro hoy, mostremos con nuestro ejemplo que deseamos una vida más serena, más estable, menos controlada, más libre y autónoma. Invitemos a nuestros pequeños a apagar la tele y encender su mente con las riquezas tan maravillosas que las páginas de un libro nos dan.

¡Feliz lectura!

Tomado de Familias.com

Por: Marilú Ochoa Méndez

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