La esperanza empieza a abrirse camino, jefes de bandas se sientan a hablar

Manos de los jefes de las bandas proximos a contruir la paz
Manos extendidas

En medio de una grave crisis de seguridad que golpea al departamento del Atlántico, surge una posibilidad inesperada: los cabecillas de las bandas criminales ‘Los Costeños’ y ‘Los Pepes’, responsables de más del 86 % de los homicidios en la región, han manifestado su disposición a iniciar un proceso de diálogo con el Gobierno nacional. Esta apertura, aunque rodeada de escepticismo, representa una oportunidad para restaurar el tejido social y abrir caminos de reconciliación.

El ministro del Interior, Armando Benedetti calificó este gesto como un paso positivo en la búsqueda de soluciones para reducir el sicariato, la extorsión y la violencia urbana. Por su parte, el gobernador Eduardo Verano confirmó que, tras seis meses de trabajo conjunto con la Alcaldía, gremios y academia, se ha abierto un canal de comunicación con Digno Palomino y alias ‘Castor’, líderes de estas estructuras delictivas. Aunque el proceso aún no tiene protocolos definidos, se espera que el Gobierno nacional acompañe esta iniciativa con firmeza institucional.

La situación en Barranquilla, Malambo y Soledad es crítica. Según Benedetti, más del 30 % de los homicidios del país se concentran en esta zona. Ante este panorama, el Gobierno evalúa la creación de un distrito especial de Policía, para reforzar la presencia estatal y contener el crimen organizado. Sin embargo, más allá de las medidas de seguridad, se requiere una respuesta integral que combine justicia, participación ciudadana y oportunidades reales para los jóvenes atrapados en dinámicas violentas.

Lo que enseña la Palabra

Desde Buenas Nuevas, creemos que la esperanza no es ingenua, sino valiente. La Palabra nos llama a orar por nuestras autoridades y por la paz de nuestras ciudades:

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que vivamos una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad”, le dice Pablo a Timoteo y a los miles de millones que leemos la Palabra.
Es que la paz comienza en la oración. No podemos transformar lo que no intercedemos. Orar por quienes gobiernan, incluso en medio de la controversia, es un acto de fe y responsabilidad espiritual.

Y este texto: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” en Mateo 5:9, exalta al pacificador quien es un constructor de puentes, un agente de reconciliación en medio de la división. Jesús lo fue. Este proceso en ciernes de diálogo, por imperfecto que sea, puede ser una semilla de reconciliación.

El padre celestial nos enseña a “vencer el mal con el bien”. La violencia no se derrota con más violencia. Solo el bien, sostenido en la verdad puede desarmar el odio.

Pero la paz no depende solo de los acuerdos entre grupos armados y el Estado. También exige que cada ciudadano asuma el compromiso de desarmar su corazón, renunciar al odio y sembrar reconciliación desde lo cotidiano. La transformación y la paz comienza en lo íntimo, en el ser, en el hogar, en el trabajo, en los deportes, cuando decidimos no responder con violencia, sino con dignidad, justicia, mansedumbre y fe. Y que los atlanticenses disparemos ráfagas amor.   

Retrato de Javier, director de Buenas Nuevas y líder en comunicación cristiana
Javier Ahumada Bolívar, director del portal Periódico Buenas Nuevas

 Periodista, escritor y poeta.

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