I CONCEPTO DE RELIGIÓN. San Isidoro recoge de Cicerón la etimología y dice: “El religioso es llamado así porque cuida diligentemente y como revisa lo que concierne al culto divino” (Etimologías, pags. 82, 392). Por tanto, la palabra religión parece derivarse de releer, en el sentido de que lo concerniente al culto divino ha de meditarse frecuentemente en el corazón, conforme al mandato de la Escritura: “En todos tus caminos piensa en Él” (Prov. 3, 6). Podría también derivarse de “reelegir a Dios, a quien indolentemente perdimos”. De esta opinión es San Agustín (“La ciudad de Dios” pag.41, 280). Y aún podría tener su origen en la palabra religar, pues San Agustín dice: “La religión nos liga a un Dios único y omnipotente” (“La verdadera religión”, pag. 55).
Sea que se derive de la asidua consideración, de la reiterada elección de lo que negligentemente perdimos o de la religación, la religión implica propiamente un orden a Dios. A Él, en efecto, es a quien principalmente debemos ligarnos como a principio indefectible; a Él, como a fin último, debe tender sin interrupción nuestra elección y, después de haberle rechazado pecando, le debemos recuperar creyendo y atestiguando nuestra fe”.
II.LA RELIGION COMO VIRTUD. Hemos dicho que virtud es “lo bueno que hace bueno al que la ejecuta y hace buena su obra”. Por ello, todo acto bueno pertenece a alguna virtud. El dar a uno lo que se debe tiene razón de bien, pues al hacer esto se pone en la proporción debida respecto del otro, es decir, se ordenan debidamente las relaciones. El orden, a su vez, importa en sí mismo una razón de bien, al igual que el modo y la especie, como dice San Agustín en el libro “Naturaleza del bien” (pag. 42, 553). Y como a la religión pertenece tributar a Dios el honor debido, se sigue que la religión es virtud”.
No importa que, como criaturas y siervos estemos naturalmente sujetos a Dios, porque “el siervo puede cumplir su deber para con el señor de una manera voluntaria, haciendo de necesidad virtud” al ejecutar con amor lo mandado. En nuestro caso, la debida servidumbre a Dios puede ser virtud en la medida que el hombre se somete voluntariamente”.
III.EXCELENCIA DE LA VIRTUD DE LA RELIGIÓN. Aun cuando la religión no sea una virtud teologal, ya que estas tienen por objeto directo a Dios, como la fe, que le cree a Él cuanto revela, y la esperanza y caridad, que le aman a Él, mientras que la religión gobierna inmediatamente los actos o medios por los que nos encaminamos a Dios, sin embargo, la religión es imperada por las mismas virtudes teologales.
“Siempre la potencia o virtud que opera por un fin mueve con su imperio a toda otra potencia o virtud que versa sobre los medios para el fin. Las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, versan sobre Dios como propio objeto. Por esto pueden imperar a la virtud de la religión, cuyos actos se ordenan a Dios”.
IV. ¿CUÁL ES LA VERDADERA RELIGION? Santiago, en su Epístola Universal nos da la respuesta: “La religión pura y sin mácula delante de Dios, el Padre, es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo” (St. 1:27).
¿CUÁl ES LA RELIGIÓN FALSA? El mismo Santiago responde: “Si alguno se cree religioso entre vosotros y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”. (St. 1:26), es decir, falsa.
La religión la podemos equiparar o igualar a la piedad. Ser religioso es ser piadoso, santo, casto, etc. Pablo, en su 1ª Epístola a Timoteo 4:7,8 aconseja a su querido discípulo lo siguiente: “Ejercítate en la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”.
BIBLIOGRAFÍA
Santo Tomás de Aquino, “Summa Teológica”
San Agustín, “La Ciudad de Dios”.
Ángel Herrera, “La palabra de Cristo”.
Santa Biblia, Versión Reina Valera.
Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.
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