Una vida resucitada que ahora resucita otras: nace “Misión Lázaro”

Misión Lazaro es una estrategia divina para rescatar a los muertos espirituales
Imagen IA

Durante más de dos décadas, Jhon Cabeza caminó entre el abandono, la dureza del entorno y el vacío que vivía día a día. Nació en Tumaco, donde su infancia se vio marcada por la violencia y la seducción temprana de los vicios. A los diez años tuvo que huir por amenazas de muerte, iniciando así un éxodo de dolor que lo llevó por cárceles, calles y ciudades, hasta llegar —herido y errante— al corazón de Barranquilla. Su cuerpo, surcado por cicatrices de bala, cuchillo y palos, guarda la memoria viva de cada noche en que el miedo y la desesperanza fueron su única compañía.

En el sardinel del edificio Murcia, en pleno centro de la ciudad, encontró un rincón donde sobrevivir. Se alimentaba de lo que pedía y lo que sacaba de entre los botes de basura. Allí, un día cualquiera, un buen samaritano le extendió la mano y lo llevó a un centro de restauración. Esa mano fue el principio de un milagro. Cuatro años después, Jhon, transformado por el amor de Dios, fue ordenado pastor. Aquel a quien llamaban “el loco Mokaná” comenzó entonces a predicar en los mismos lugares donde muchas veces lo humillaron. Hoy lidera Casa de Restauración, una iglesia en el centro de Barranquilla desde donde levanta a otros que caminan las sendas que él conoce tan bien.

Misión Lázaro

De lunes a sábado, el pastor Jhon predica en cinco puntos estratégicos del mercado, incluyendo un sector popular conocido como Barranquillita. Con un altoparlante en mano y el sol caribeño sobre los hombros, recorre las aceras no para juzgar, sino para sembrar esperanza. Dos noches a la semana, junto con un grupo de colaboradores, prepara y reparte comida caliente: café, chocolate, sánduches… pero también escucha, ora y mira a los ojos de los olvidados, como quien reconoce en ellos un reflejo del niño que fue.

Ahora lanza Misión Lázaro, una iniciativa que busca, cada semana, recoger al menos seis habitantes de calle, ofrecerles aseo, corte de cabello, ropa limpia y unos días de descanso físico y espiritual en el templo. Aunque aún no cuentan con un hogar habilitado para hospedarlos por más tiempo, el deseo es claro y profundo: “Queremos que sientan que son amados, que Dios no se ha olvidado de ellos y que Él sigue siendo bueno”. No es solo un acto de caridad: es un acto de resurrección.

El pastor Jhon hace un llamado a la comunidad, a quienes alguna vez también fueron levantados por la gracia, a sumarse con ropa, alimentos o tiempo. Porque cuando alguien extiende la mano al caído, repite el gesto de aquel que resucitó a Lázaro: “¡Sal fuera!. Y ese llamado sigue vigente en las esquinas, los puentes y los rincones donde la esperanza parece dormida. De gracia recibisteis, dad de gracia (Mateo 10:8).

Escrito por: Javier Ahumada Bolívar. Periodista, Escritor y poeta.

Te puede interesar leer:

Buena Esa la campaña que busca promover la Restauración por los daños causado

“Buena Esa”: Un llamado a la restauración social

1 Comentarios

  1. Gloria a Dios; cuando veo corazones entregados a la obra de Dios y en Especial a los perdidos y sin esperanza alguna; se me aviva la Fe’ y es como que Jesús me gritara “Avanza que hay todavía un largo camino por recorrer” ver la misericordia del Señor y su infinito amor en sus Siervos nos da fuerzas para CONQUISTAR LO INALCANZABLE humanamente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*