
Siempre habíamos oído hablar del “Triángulo de oro” para significar la manera como en Colombia se habían desarrollado los centros del poder político, administrativo y económico en Bogotá, Medellín y Cali, en detrimento de la periferia nacional.
Sin embargo, cambiamos de opinión luego de escuchar aquí la conferencia del director técnico de la llamada Misión de Descentralización, Darío Restrepo, titulada “El futuro de la Descentralización en Colombia: ¿avance regional o retroceso centralista…?”, en la que explicó que el “triángulo de oro” se ha extendido conformando el “Pentágono de oro”, compuesto por Bogotá, Medellín-Antioquia, Cali-Valle del Cauca, Barranquilla-Atlántico y Bucaramanga-Santander, que hoy concentran nacionalmente el 74% del PIB (sin actividad extractiva), el 83% de la actividad industrial y el 82,4% del crédito. Sus ciudades capitales aglutinan el 65% de los ingresos propios municipales, y los departamentos de categorías Especial y 1 reúnen el 63% de los ingresos propios departamentales.
Además, el “Pentágono de oro” ostenta las mejores carreteras y hospitales, las 12 principales universidades, alojan los empleos formales mejor remunerados, las más altas calificaciones de la fuerza de trabajo, la concentración de la tecnología, la productividad, así como la capacidad de consumo de los hogares. La centralidad de la riqueza va aparejada con burocracias más robustas y altos desempeños de sus administraciones locales y departamentales, tanto como una mayor fuerza de sus organizaciones gremiales y representantes políticos en el Congreso y el poder ejecutivo.
Este aspecto, según el informe final de dicha Misión, constituye una de las cuatro dimensiones del centralismo en Colombia. Las otras tres son:
La capacidad de recaudo y gasto, así como la cantidad y fortaleza de las instituciones, empresas y burocracias estatales, que es inmensamente mayor a nivel nacional que territorial. El nivel central recaba el 81% de los impuestos, los departamentos el 5% y los municipios el 14%. Por otra parte, la Nación gasta el 68% y los gobiernos territoriales el 9% y el 23% respectivamente.
Asimismo, los territorios de las fronteras concentran la mayor cantidad de población étnica y los grandes ecosistemas ambientales de donde proviene el agua, los alimentos y el equilibrio climático del país. “…Paradójicamente, la sobrevivencia del modelo de desarrollo andino-céntrico depende de los territorios ‘abandonados’, en los cuales se concentran los peores estándares de desarrollo, bienestar y capacidades institucionales…”
Por último, la capital de los departamentos y sus áreas metropolitanas acumulan todos los factores productivos. En el “Pentágono”, Bogotá y su área metropolitana concentran el 92,17% del PIB de Cundinamarca; Medellín y el Valle de Aburrá, el 65,59% de Antioquia; Barranquilla y el municipio de Soledad, el 81,97% del Atlántico; Cali y su vecina Yumbo, el 55,49% del Valle del Cauca; y Bucaramanga, con Girón, Floridablanca y Piedecuesta, el 48,23% de Santander. Esta concentración crea enormes brechas entre los municipios.
Este mapa de la desigualdad determina que el bienestar y el futuro de un colombiano depende del sitio en donde nazca y/o se críe, influyendo también en sus condiciones de violencia, paz y democracia.
Es justamente este diseño institucional centralista el que quiere cambiar la Ley de Competencias que estudia el Congreso, al buscar que se transfiera a los entes territoriales el 39,7% del SGP para salud, educación y saneamiento básico.
La pregunta del millón es: A menos de 5 meses de las elecciones parlamentarias, ¿los congresistas estarán dispuestos a aprobar una ley que disminuye los ingresos asignados tradicionalmente a los territorios privilegiados donde viven sus electores —y que ellos han manejado siempre— para dárselos a otras poblaciones apartadas, vulnerables y desconocidas en aras de ejercer una justicia social…?

Por Víctor Herrera Michel Abogado-Periodista. Autor de los libros Como Ganar las Elecciones y Manual del Candidato Ganador. Ganador del premio nacional de periodismo Analdex/Proexport 2012. Ha sido catedrático universitario, presentador de diversos programas en Telecaribe y columnista en varios medios de comunicación impresos y digitales. Actualmente es director del Noticiero de la Gente que se emite por la Voz de la Patria Celestial. @vherreram
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