Reyes archivos - Periódico Buenas Nuevas

El Rey de los judíos que ha nacido en Belén no es mas que un niño. Pero es el Salvador prometido de la descendencia de David: las profecías le habían anunciado, un signo celeste le manifiesta. Jerusalén se inquieta, porque se preparan grandes acontecimientos. En la debilidad exterior de este niño residen ya el poder y la majestad de Dios vivo. El Señor Dios que reina sobre el mundo (Yahvé es Rey, cantan los >) introduce en el seno de su Pueblo al Dominador esperado de los unos y temido de los otros. Intentando oponerse a este despliegue del poder divino (Epifanía del Señor), encontramos a un soberano interesado y cruel; >. Ignorante de las Escrituras, piensa que, a fuerza de averiguaciones, engaños y crueldad, podrá detener la marcha de la Providencia que le amenaza: pero será burlado por los magos, Dios hará inútiles sus intrigas, le tolerará un tiempo en el trono y le hará desaparecer después de la historia. De ninguna manera podrá impedir que Cristo venza, reine e impere. Mientras el Niño-Rey habita en Belén, en la casa de María su madre, unos gentiles entran solemnemente en Jerusalén (la capital mesiánica) y anuncian a todos que el Rey de los judíos – el verdadero – señalado por su estrella, está ya en sus Estados. Heraldos del Gran Rey, proclaman su advenimiento terrestre, su manifestación celeste (mediante la estrella) la inminencia de su reino mundial, puesto que se ha aparecido ya a las naciones (a los magos). ¡Es su Epifanía! Hoy día Cristo reina en su Iglesia, que le anuncia a todos los pueblos de la tierra, insertándolo cada vez mas en la trama de su historia. Es preciso que Cristo reine en todo el universo; que las naciones y los pueblos, las familias y las sociedades, las personas todas le reconozcan como a su Rey y le obedezcan fielmente. ¡Señor, venga a nosotros tu reino! Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario. También puedes leer: De lo que nunca se habla en tu congregación