Los trabajadores de la salud, en días pasados calificados como héroes, hoy libran otra batalla: Discriminación y amenazas
Por: Javier Ahumada Bolívar
“No basta con ser los que le estamos poniendo el pecho a la pandemia. Ahora me tengo que aguantar a los familiares que me dicen que yo le maté a su familiar. Y que, como lo cremen me van a hacer daño”. Este es el mensaje, enviado a través de whatsapp, por la doctora Karina Pérez, a sus familiares. Una angustiosa nota que refleja el mal momento por el que pasan los galenos.
Pero ¿por qué pasaron, en tan corto tiempo, de ser los héroes de la pandemia, a ser los villanos? Contactamos a la anestesióloga Karina Pérez, quien labora en una reconocida clínica de Barranquilla, y accedió a contestar esta y otras preguntas.
Dra. Karina Pérez: “Creo que en Colombia en general, tiene que ver el tipo de información que tienen las personas relacionada con algún tipo de mito o tabú. O sea temores personales, cuando hay una falsa noticia, como en este caso, un supuesto cartel del Covid-19, donde se beneficia económicamente a los médicos y a las clínicas por pacientes que se diagnostican como positivos, en ese momento se pierde toda la credibilidad del paciente y sus familiares en el médico que está haciendo el diagnostico, esos temores salen y se manifiestan de manera agresiva”.
¿En qué consisten específicamente estas amenazas?
KP: Mira he recibido ataques por el solo hecho de colocar el diagnostico como una sospecha de Covid-19. Los familiares al principio pueden estar muy tranquilos, pero al momento de reunirse con otros familiares o empiezan a recibir información por las redes sociales, las cosas cambian, después llegan como picados de culebras, no creen lo que tú les dices, les estas explicando y ellos entienden todo lo contrario, tú les dices: mire a pesar de que yo estoy sospechando de esto, yo creo que no sea Covid, y responden con un montón de vulgaridades y groserías. Cuando algún paciente entra por otra patología y fallece por Covid-19, entonces las amenazas son que van a atacar a la clínica, a los médicos, o dicen “aquí va a pasar una tragedia”, como pasó la semana pasada que falleció un paciente y el familiar me dijo que si reportaba a la secretaria de salud y cremaban a su familiar yo iba a asumir las consecuencia.
Si bien es cierto que nuestro país está catalogado como uno de los más corruptos, no hay derecho que los profesionales de la salud, simples empleados mal pagos y en este caso con limitados elementos de bioseguridad para cumplir su trabajo, incluso muchos contagiados, sean el blanco de agresiones, amenazas y discriminación. Es el pan de cada día en hospitales y clínicas de nuestro país. Pero todo tiene sus raíces: la desinformación y actos de protagonismos de algunas personas que desde las redes sociales envenenan el alma a la comunidad, a través de falsas noticias, hipótesis y aseveraciones temerarias.
Me encontré con esta perla: “Un médico ya no es un puntal de la sociedad civilizada sino un traficante de órganos; un galeno ya no se rige por los principios del juramento hipocrático sino por los principios del General Montoya y sus falsos positivos. Un doctor ya no es un hombre de ciencia sino un pobre guachimán administrando un tenderete para vender chucherias de bazar. La medicina, en general, ya no es una ciencia sino un negocio ilegal digno de gente del bajo mundo”. Este párrafo hace parte de un escrito “Holocausto Colombiano”, publicado en la página The Cartagena Post y escrito por Felipe A. Priast. Conclusión: si usted ve un médico ¿qué le inspira después de leer este comentario tan despectivo?
Y otras: El cartel del Covid. Las funerarias se están lucrando por las incineraciones que hacen. Ahora último el cartel de UCI, donde el senador del Valle del Cauca, Carlos Abraham Jiménez, denuncia que en las clínicas de Cali: “Por un paciente en cama hospitalaria normal pagan 10 millones de pesos por 15 días, por un paciente covid, 30 millones de pesos”. Aunque la denuncia no es directamente contra los médicos, si los involucra.
Otro capítulo es la discriminación que le hacen al personal de la salud, algunos sitios como supermercados, conjuntos residenciales no les permiten la entrada so pretexto de ser portadores posibles de Covid-19.
Las función de las redes sociales es el de entretener, distraer, orientar, pero en este confinamiento las noticias falsas o “fake news” están a la orden del día. Las cadenas whatsapp se multiplican a la velocidad de la luz y casi siempre contienen desinformación que crea en los lectores una bomba de tiempo lista para explotar. Y casi siempre explotan con los menos indicados.
La doctora Karina, que en días pasado organizó un colecta entre amigos, familiares y empresarios para adquirir implementos de bioseguridad para el personal de auxiliares de salud y oficios varios, hace un llamado a la cordura y pide que oren por ellos, por sus familiares. “Estamos en una pandemia esto es real, no es invento nuestro, apoyen nuestra lucha que es la lucha de ustedes”. Señaló.
Triste realidad la que vivimos en Colombia. Es la muestra de como el pueblo está inmerso en el miedo construido por medios de comunicación carentes de ética, al igual que las noticias falsas en redes sociales, fabricadas por personas carentes de estructura psíquica, que los insensibiliza frente a las consecuencias al dar información pública.