Desterrados del jardín Edén

Adán y Eva, una vez fueron creados, se vieron envueltos en un conflicto con Dios, cuando fueron descubiertos desobedeciendo la orden de no comer del fruto prohibido. Una de sus tantas consecuencias fue el ser desterrado del jardín del Edén. A partir de ahí iniciarían a escribir su nueva historia, permitiendo la multiplicación de la humanidad (Reina Valera, 1960, Genesis 3:1- 24).

¿Quién iba a imaginar que la maldad de nuestros ancestros nos persiguiera hasta el día de hoy?

Los medios de comunicación periódicamente nos informan de la realidad que vive el mundo. Cada día surgen devastadores conflictos, desigualdades e injusticias sociales. El ser humano es nominado en la alfombra roja, por ser causante de muchas desgracias en el planeta. Este frecuentemente se olvida del bien colectivo para enfocarse en el bien individual.

La matanza de My Lai en Vietnam, los horrores de los campos de exterminio nazis y el atentado a las torres gemelas en Estados Unidos, etc., fueron algunos de los hechos que marcaron la historia de la humanidad. Esta triste historia nos permiten confirmar que, sin Dios, somos seres de lleno de maldad.

Tomemos conciencia

Entonces, nos damos cuenta de que detrás de cada conflicto hay seberas consecuencias, como la muerte de muchas personas, olvidándonos que la vida prima más que los intereses económicos, políticos e intelectuales. Quizás, por la búsqueda de un interés personal se termine por tronchar los sueños de millones de personas.

Es fundamental la toma de conciencia frente a los cambios que puedan surgir en nuestra sociedad. Nuestras acciones deben tener un impacto positivo mediante las palabras y no de las balas. Por eso aún yo guardo las esperanzas que la situación global cambiará. Sueño que vivamos en paz y en armonía, para que antes de partir con el Señor hayamos dejado un planeta en buenas condiciones para nuestras generaciones venideras.

Escrito por: Jean Carlos Fontalvo*

*Comunicador Social con experiencia en motivación personal

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2 Comentarios

  1. Ser esperanza para otros y ser luz en medio de las tinieblas, debe ser el mejor anhelo de una persona que tiene a Dios en su corazón.

    ¡No nos cansemos de hacer el bien!

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