Por: Manuel De la Rosa Manotas
Esta edición de Buenas Nuevas se da en medio de la celebración de los primeros diez años de la existencia de este medio de difusión que nació por lo que el Señor sembró en el corazón de Javier Ahumada Bolívar.
Quienes estamos relacionados con los medios de comunicación entendemos lo difícil que es mantener una empresa como estas saliendo continuamente, especialmente si se trata de una publicación eminentemente Cristiana. Esa distinción determina que llega a un segmento específico de la población, mientras que las publicaciones seculares tienen un publico más general y amplio. Esto dificulta su financiación y reduce el número de potenciales anunciantes. Sin embargo, cuenta con el respaldo de Dios, que es mucho más importante que cualquier respaldo económico.
Realmente, es el Señor el principal sustento de este medio. Han sido diez años de luchas y esfuerzos; apoyados en la fe y valentía de un siervo de Dios, que jamás se ha dado por vencido y ha visto Su respaldo recompensando el esfuerzo humano. Sabemos que es una tarea titánica que solo se logra por la fuerza interior que el Espíritu Santo mueve en su corazón para no darse por vencido y continuar la dura batalla.
La victoria sobre todos los obstáculos durante estos diez años, se ha traducido en miles de bendiciones para los lectores habituales y ocasionales de Buenas Nuevas. En sus páginas hemos encontrado toda clase de testimonios que sirven de inspiración para la vida cristiana de los demás. En ellas también hemos recibido mensajes y enseñanzas que contribuyen a nuestro crecimiento como creyentes y del conocimiento del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Esta publicación ha sido una fuente importante de contenidos para la familia de Dios en la ciudad de Barranquilla.
Creo que no es una coincidencia que una publicación como Buenas Nuevas nazca, precisamente, cuando celebramos la Navidad. El verdadero significado de esta celebración esta relacionado con una serie de analogías utilizadas para describir el nacimiento de Jesús. Por ejemplo, el libro de Juan, en su primer capítulo, ilustra la encarnación de Dios haciendo relación a que “en Él había vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz que resplandece en las tinieblas y la tiniebla no pudo extinguirla.”
Guardando todas las distancias sobre lo que es el significado del nacimiento de nuestro Salvador, me atrevo a decir que una publicación dedicada a difundir la Palabra de Dios, a entregar contenidos que los edifique y estar al servicio de la obra del reino de los cielos, se asemeja a una luz que brilla en medio de la oscuridad que difunde la inmensa mayoría de los medios de comunicaciones del mundo. Es, realmente, una luz brillando en medio de la tenebrosa oscuridad dominada por medios seculares. Si tenemos en cuenta la inmensa cantidad de dificultades que han sido derrotadas, podemos concluir que las tinieblas no pudieron doblegar el empeño que el Espíritu Santo colocó en el corazón de Javier Ahumada. Vemos cómo el propósito que Dios tiene para nuestras vidas se cumple y el enemigo jamás podrá evitarlo.
Con un corazón agradecido con el Señor, y por lo que ha hecho a través de Buenas Nuevas durante sus primeros diez años, le pedimos por muchos años más de vida, fortaleciendo la fe, la obediencia, el empeño de quienes entregan todo su esfuerzo para que se publique mes a mes, guiando a cada uno de quienes contribuyen, para que sea fiel a lo que Dios desea que se difunda a través de estas páginas que le pertenecen. Gracias, Señor, por estos primeros diez años de Buenas Nuevas
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