
En tiempos donde la inseguridad alimentaria golpea con fuerza a miles de hogares colombianos, una propuesta innovadora y con raíces en la fe está germinando desde el corazón de las iglesias. El pastor evangélico e ingeniero agrónomo Guillermo Viaña, con más de 40 años de experiencia en el sector agrícola, está promoviendo la implementación de huertas caseras como una herramienta práctica y espiritual para enfrentar la crisis alimentaria.
Viaña, consultor del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, ha trabajado con comunidades indígenas del Atlántico y brinda asesoría en el Centro Regional de Atención a Víctimas (CRAV) de Soledad. Tras ver los resultados positivos en contextos seculares, ahora propone que las iglesias adopten esta estrategia, no solo como una forma de autoabastecimiento, sino como un modelo de economía solidaria y transformación social.
“Una vez se adquiere experiencia en pequeños cultivos, se puede escalar a una hectárea y obtener altos rendimientos. Las iglesias pueden convertirse en punta de lanza del nuevo agro colombiano”, afirmó Viaña, en entrevista con el Noticiero la Alianza Informativa que se emite por la Voz de la Patria Celestial.
Las huertas caseras, explica, pueden instalarse en patios, terrazas o balcones, utilizando estructuras horizontales de madera con sustratos orgánicos y semillas pregerminadas. El proceso que brinda el pastor Guillermo incluye capacitación teórico-práctica, asesoría técnica durante tres meses y seguimiento semanal para garantizar el éxito del cultivo. En condiciones óptimas, una hectárea de rábano puede producir hasta 20 toneladas y si se siembra yuca de 15 a 20 toneladas.

Una respuesta de fe ante una realidad alarmante
Si bien es cierto que la iglesia requiere de espacios como casas o fincas de retiros espirituales e inversiones en tecnología como pantallas gigantes y modernos púlpitos, una propuesta saludable y transformadora son las huertas caseras. Estas permiten a las comunidades de fe reconectarse con la tierra, promover el autoconsumo, fortalecer la seguridad alimentaria y testificar del amor de Dios de manera práctica. Las huertas no solo brindan alimentos frescos y saludables, sino que también fomentan la unidad, la formación integral y la mayordomía responsable del entorno, convirtiendo a la iglesia en un agente activo de esperanza y provisión en medio de tiempos difíciles.
La propuesta del pastor Viaña cobra especial relevancia ante el panorama actual. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la FAO, el 15 % de la población colombiana —unos 7,8 millones de personas— enfrenta inseguridad alimentaria aguda en 2025. En el departamento del Atlántico, la situación es aún más crítica: el 35,8 % de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave, superando incluso a departamentos históricamente vulnerables como Chocó y Bolívar.
Frente a este contexto, el departamento ha adoptado la política pública Misión Atlántico: Hambre Cero 2025–2035, que busca articular esfuerzos públicos y privados para garantizar el derecho a una alimentación adecuada. Iniciativas como la de Viaña se alinean con este propósito, ofreciendo una solución sostenible, replicable y con profundo impacto comunitario.
“El Señor saciará tu alma en lugares áridos, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto bien regado, como manantial cuyas aguas nunca faltan.” — Isaías 58:11
“Las huertas no solo alimentan el cuerpo, también fortalecen la fe, la unidad y la esperanza”, concluye el pastor.

Escrito por Javier Ahumada Bolívar. Periodista, escritor y poeta
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Excelente me parece está gran idea, de gran bendición.
Tiempo propicio para comenzar esta gran idea.
Amén; el Señor en su infinita misericordia levanta líderes preocupados por la Seguridad Alimenticia de su Pueblo;ofreciendo respuesta a la problemática actual y la crisis Alimentaria que se avecina. Gloria a Dios.