Madres heroínas: Darling Guerrero, mejor es sola que…

Por: Javier Ahumada Bolívar

La historia familiar de Darlyn tiene un tiente de película de terror pero en la vida real. Cuando tenía siete años comenzaron a morirse sus hermanos, uno a uno iban falleciendo sin que hubiera ciencia médica que detuviera el acoso de la muerte.  –Era una maldición familiar que cobró la vida de seis de mis hermanos. Afirma.

Desde la partida de su hermana mayor, la primera en fallecer, los padres de Darlyn buscaron de Dios.  Asistían en familia a la iglesia evangélica en medio del dolor. Ella crecía rodeada  de campañas, cantando alabanzas y leyendo la Palabra.

Ya en la adolescencia,  el mundo la sedujo, cayó  rendida en sus brazos hasta apartarla de Dios.  Vino entonces la toma de decisiones desacertadas. A los 19 años se convirtió en  madre producto de una relación, que sus padres nunca aceptaron. El mucho mayor que ella y con un fracaso matrimonial la cautivó. Fue una relación tormentosa e intermitente, se separaban por momentos y volvían a unirse con la promesa de mejorar. Promesas casi siempre incumplidas. Así vivieron por 25 años.  –La desobediencia trae consecuencia. Dice Darlyn.  

Pero la Palabra de Dios estaba sembrada en su corazón, después de muchos ires y venires retoma la relación con el Señor y comienza a congregarse en la iglesia  Centro Bíblico Internacional de la calle Murillo, paralelamente en la casa de sus padres se desarrollaba una célula bajo la cobertura de  la pastora Carmen Villar, Darlyn asistía. De esas reuniones nació una iglesia  liderada por sus padres.

Mientras ella crecía y se instruía en los menesteres espirituales  en la iglesia CBI, sus padres se esforzaban por mantener y hacer crecer  la pequeña congregación. Un día recibe palabra de parte del Dios: que la iglesia no iba a crecer hasta que ella no estuviera al frente. Fue obediente y valiente a ese llamado, desde entonces tomó la decisión de asumir el liderazgo.  

Pero ser pastora no es fácil, y menos para Darlyn que no estaba casada y su hogar no funcionaba como Dios manda, lo primero que le dijeron fue  que tenía que casarse. Así lo hizo. Albergó la ilusión que después del matrimonio las cosas cambiarían, y que su, ahora esposo, se involucrara en las cosas ministeriales, pero no.  Todo continuó  igual. No hubo alternativa sino la separación.

Definitivamente Dios necesita en su filas mujeres valientes y decididas a asumir lo que el hombre no asume.  Desde el año 2013, cuando fue ungida como pastora de la iglesia Cristiana Jehová es mi Refugio,   ha sentido el pleno respaldo de Dios. – No ha sido fácil, hemos pasado por muchas pruebas pero Él siempre está ahí acompañándonos en el proceso. Indica. 

Madre de dos hijas, licenciada en Educación Especial, abogada  y pastora, es una resiliente emocional y  espiritual que no le teme  la adversidad.

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