Después de estar cerca de la muerte, Randi dijo que se acercó a Dios y cambió su vida.
Randi Wilson siempre había mantenido una contextura delgada, pero a los 20 años decidió que necesitaba estar aún más flaca, más de lo normal que su cuerpo le permitía estando completamente en un estado de ansiedad cuando veía algo referente a su peso.
La muerte de su abuela, su vida sola en la universidad y una vida agitada le llevaron a hacer de las dietas y el ejercicio un vicio fuerte.
“Era como una droga. Empecé a registrar todas las calorías que comía y cuánto perdía en el gimnasio. Inicialmente, no creo que supiera que había perdido el control”, dijo para 700 Club.
Su pareja prefería a las mujeres delgadas, por lo que comenzó a insinuarle que «estaba gorda», lo que le llevó a hacer rutinas para tener un cuerpo «perfecto», pero su obsesión le llevó a romper con él, terminar sus estudios y volver a casa.
Su ropa era 5 tallas menos de la que solía usar y su familia no se daba cuenta porque ella usaba prendas anchas porque odiaba su cuerpo, hasta que su madre se dió cuenta al verla salir de la ducha.
La madre de Randi, Penny, detalló que vio en ella cada costilla de ella debido a si extrema delgadez, “Estaba en estado de shock y recuerdo haber dicho que se veía terrible”, contó ella para luego llevarla al médico.
Pesaba 33 libras
El diagnóstico médico detalló que ella sufría de anorexia nerviosa con un peso de 33 libras, por lo que le fue recetado antipsicóticos, pero su corazón no estaba bien y para una navidad fue hospitalizada porque su ritmo cardíaco había bajado tanto que podría morir.
“Fue puro pánico. Sabía que las cosas podrían estar cerca de su fin si algo no sucedía rápidamente», dijo su madre.
“Fue la primera vez que tuve mucho miedo”, expresó Randi con el deseo por primera vez de aumentar su peso para tener mejor salud.
“Oré constantemente y sé que Dios escuchó mis oraciones. Creo en las curaciones y los milagros de Dios”, confesó Penny.
Al ser dada de alta, abandonó la universidad y durante los seis años siguientes se dedicó a luchar contra la anorexia y la depresión; asimismo comenzó a ir a la iglesia, leer Biblia y orar, lo que le trajo una revelación del Señor.
“No espero que seas perfecto. Ponte de rodillas cada vez que sientas que te estás cayendo de nuevo y pídeme ayuda”, fue lo que ella escuchó de parte de Dios.
“Fue como si me hubieran quitado un peso de encima. Finalmente pude pedirle a Dios que me ayudara a dejar ir esa obsesión que me estaba controlando”, continuó.
Ejercicio espiritual
“Para todo lo que quería, tener una vida, casarme y tener hijos o viajar y conocer el mundo… Para todo lo que pensaba hacer, debía pedirle ayuda a Dios”, continuó.
Disminuyó su ejercicio físico y aumentó el espiritual, “Tomó tiempo, pero cuanto más le pedía que me diera paz, más me daba”, aseguró.
Para 2018 ella se casó con su novio Ben e intentaron por más de tres años formar una familia pero debido a su pasado con la anorexia, les resultaba un poco difícil.
En 2021 Dios hizo el milagro y su bebé Noah nació, “Estaba tan inundada de emociones y fue la mejor sensación que he tenido en toda mi vida”, expresó ella.
Su esposo expresó lo asombrado que estaba del poder de Dios para obrar aún dentro de lo que se puede considerar como imposibilidades humanas.
Mi valor viene de Dios
Hoy en día ella espera a su segundo bebé y se dedica en sus tiempos libres a dirigir la ONG que ella creó para ayudar a personas con problemas de salud mental y alimenticios.
“Hoy, mi valor está en la belleza que viene de Dios y estoy muy agradecida por la forma en que me creó”, dijo para animar a otros que conozcan su testimonio.
“Sigan orando, porque Dios todavía hace milagros. La oración es tu arma más grande, porque cuando abres tu corazón a la oración es cuando Dios puede entrar y darte la fuerza que necesitas para salir adelante”, finalizó.
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