¿Se acaba el periodismo…?

A riesgo de que el tema propuesto – con motivo del día del periodista que se celebra tradicionalmente el 9 de febrero en conmemoración de la fundación del periódico de la entonces Nueva Granada: “Papel periódico de Santa Fe de Bogotá”, bajo el liderazgo del intelectual cubano Manuel del Socorro Rodríguez en 1871, pase desapercibido en medio de  la algarabía y el consumo de alcohol desmesurados de las fiestas del carnaval y de la euforia continuada de los partidos del Junior campeón(temas que muchas veces ahogan o disfrazan el tratamiento y discusión sobre asuntos importantes para los barranquilleros), es bueno volver a recabar sobre este oficio o profesión que fue tan importante sobre todo en otras épocas, hasta el punto de que muchos se preguntan hoy si realmente se está acabando el periodismo.

Lo cierto es que en los últimos años la noticia como tal –esencia del periodismo como resultado de la búsqueda de la verdad– ha estado sucumbiendo frente al entretenimiento que la ha logrado convertir en un componente más de un bien montado show mediático que se mueve al ritmo de intereses particulares y de millonarias cuentas.

Así mismo, el verdadero periodismo – aquel que aún conserva y practica los cánones fundamentales del oficio – ha venido viendo reducidos cada vez más sus espacios de ejercicio ante los embates de los poderes de todo tipo que tratan de callarlo, cuando no es que se impone la autocensura por razones de supervivencia o conveniencia. Al respecto, vale la pena recordar siempre al maestro Ernesto McCausland: “El periodista debe estar cerca del poder, pero lejos de sus intereses…”

Otro aspecto fundamental es la ética –tan escasa por estos días en casi todos los ámbitos– que en el caso del periodista depende de su formación personal y/o académica, en primer lugar, y, por supuesto, de las circunstancias en que se desenvuelve, y que cada vez le son más difíciles. Sin embargo, otro maestro, Juan Gossain, nos repite: “El nuevo nombre de la ética en el periodismo se llama: Responsabilidad…”

Incluso como negocio en los medios, la inteligencia artificial es otro componente que ha venido haciendo estragos. Por ejemplo, en EEUU han reducido en los últimos 7 años un 26% en promedio las salas de redacción en medios tan importantes como Los Ángeles Times, La revista Time, Washington Post, NPR, Vice, Vox, NBC News, Texas Tribune, WNYC y Barstool Sports, entre otros.

Tampoco para muchos es clara la forma de monetizar los nuevos medios digitales en internet que representan a la vez un buen mecanismo de libre y democrática expresión y también de negocios

De igual forma, la credibilidad de los periodistas –su principal patrimonio– ha venido disminuyendo en razón a que muchos toman partido en un sentido u otro –por convicción o por beneficio– en una sociedad cada vez más polarizada. Esta vez es el maestro Javier Darío Restrepo quien nos advierte: “Fluctuando entre las identidades del relacionista, o del publicista, o del propagandista, el periodista pierde su identidad y deja de cumplir su indispensable tarea independiente y de servicio a todos…”

Finalmente, las bodegas, la posverdad, la politización de los poderes públicos y la prensa, la violencia inusitada en las redes y el protagonismo cada vez mayor de esos nuevos “líderes de opinión” de todo tipo que son los YouTuber, TikToker, tuiteros y demás especies, completan un panorama que está llevando a los expertos a dudar si se deben ampliar, o siquiera mantener, los cupos en las universidades para estudiar periodismo.

Por Víctor Herrera Michel  Abogado-Periodista. Director Noticiero de la Gente-LA VOZ DE LA PATRIA CELESTIAL. Premio nacional de periodismo ANALDEX/PROEXPORT 2012. Escritor. Columnista. @vherreram

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