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La hija del famoso músico y compositor Adolfo Echeverría, cuenta cómo pasó de una vida de zozobra a tener la paz que sobrepasa todo entendimiento En los años 70 y parte de los 80 el cantante y director de orquesta Adolfo Echeverría, creador de la famosa canción “Las Cuatro Fiestas”, animaba fiestas sociales y recorría con su grupo musical ciudades importantes de Colombia. Fue el tiempo de consolidación de la orquesta donde su hija María José Echeverría Noriega lo acompañó por 15 años. María José Echeverría, hija del cantante con Gloria Noriega, una comerciante de la época, heredó de su padre la vena artística. Creció en medio de acordes e instrumentos musicales. Estudió danza a través de una beca que le ofreció en ese tiempo la coreógrafa Gloria Peña, todo apuntaba a qué iniciaba la carrera de una artista revelación, pero lamentablemente su papá enfermó y la orquesta se detuvo. En medio de este receso, María José continuó sus estudios, pero además de cantar, descubrió su don de maestra. Recibió a los 21 años la oportunidad de ocupar el cargo de maestra de danza en el colegio eucarístico. Allí conocían sus habilidades artísticas, ya que estudió su bachillerato católico. Se graduó en la universidad como Licenciada en Educación Artística y se dedicó a su labor docente en varias instituciones. Se casó y de esa unión nació su hija María Guadalupe. María José con su padre el maestro Adolfo Echeverría Madre soltera En esta nueva etapa de su vida como esposa, aquellos planes de proyección musical quedaron interrumpidos; por más de que intentaba sacar su carrera artística adelante, no podía. Su compañero no compartía su gusto musical. A los dos años de casada inevitablemente llegó el divorcio. Enfrentó entonces la crianza de su hija a los 23 años, fue madre cabeza de hogar por 17 años, su mamá fue de gran ayuda para esta etapa de su vida. En este tiempo grabó un sencillo de su inspiración, formó su propia agrupación “Lo que le gusta a la gente”. Luego ingresó por una audición a la gran orquesta del carnaval de la fundación Mario Santo Domingo, el director era Basilio Márquez, mientras estuvo allí fue líder de voces. Durante estos 17 años tuvo luchas de salud que terminaban en episodios de insomnio. El dictamen, según los médicos, era que ella tenía que depender de tratamientos químicos para poder llevar una vida normal. Aunque no practicaba el cristianismo por qué su fe estaba basada en los sacramentos de la iglesia católica, en el fondo de su corazón ella sentía que necesitaba un poder superior que la librara, porque sentía que su afección reiterativa tenía un origen espiritual, creía que la ayuda clínica y espiritual que le brindaba el credo de su mamá no era insuficiente ante la necesidad de sanidad. Lee también: Héctor Arturo Zuleta: Cuando el dinero y la fama no lo es todo Depresión y suicidio En su última crisis estaba llegó a deprimirse tanto que pensó en el suicidio. Afortunadamente, conoció a un amigo (Eloy Orozco) y él la llevó a la iglesia Ministerio de Restauración, allí conoció a los pastores Moisés y Miriam de Tovar. Ellos impartieron sobre ella la sanidad por la fe en la sangre de Jesucristo y recibió la paternidad de Dios, la acogieron como discípula y la restauraron junto a su equipo de trabajo en el nombre de Jesús. Durante 11 años ha pertenecido a esta comunidad cristiana, allí conoció al que hoy día es su esposo y pastor Sergio Tovar. María José por agradecimiento a Dios entregó sus dones de danza y música al Señor Jesucristo, hoy día para gloria de Dios pastorea junto a su esposo y sus suegros está comunidad cristiana con 25 años de aporte a la ciudad. María José es maestra de la Palabra, consejera de familia por la gracia de Dios. Ha puesto en práctica todo lo que el señor Jesucristo le ha dado para servir a su pueblo tanto en su casa espiritual como en otras comunidades. Esposos y pastores Tovar Echeverría Agradecida “Recuerdo la primera palabra profética que recibí: La recibí en mi trabajo como profesora en un colegio cristiano “Sobre ti está un llamado semejante a lo que le pasó a Ruth la Moabita”. Cuando la escuché no sabía lo que venía para mí, al ver lo que ha pasado testifico que Dios puede restaurar y cambiar destinos, puede llamar a alguien que no tenga nada que ver con su linaje e incluirlo en el linaje de David, Él vino a buscar a los perdidos. Sus palabras de agradecimiento son: Hoy gracias a la soberanía de mi Señor Jesucristo mi panorama es completamente diferente al ambiente en que crecí, fue muy bonito haber compartido con mi papá sus conocimientos musicales, igual fue importante todo lo que mi mamá me apoyó en la parte dancística, pero en mi vida había un vacío que nadie podía llenar, ese vacío no lo llena la fama ni la gente, lo llena Jesucristo. “A pesar de que yo estaba en un mundo dónde las personas viven de un trabajo netamente artístico y cultural, mi corazón y mi destino no estaban allí. “Dios me procesó y me enseñó su palabra a través de instrumentos maravillosos a los cuales les agradezco inmensamente cada consejo y enseñanza. “Para la gloria de Dios mi salud está bien, hoy día estoy felizmente casada, tengo un hermoso nieto y mi vida fue completamente restaurada, no necesito pastillas para dormir, Jesús es mi paz. Quiero servirle a todo el que pueda en su nombre. “Toda la gloria de mi vida es y será para Jesucristo mi señor y Salvador”. Manifiesta. También te puede interesar: La bendición de una biblia robada

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