Por: Javier Ahumada Bolívar
Cuando estoy frente a ella su sonrisa angelical me conmueve, la paz, esa que sobrepasa todo entendimiento brota en ella en cada expresión, en su mirada diáfana, en su ternura de abuela. En este momento de su vida la pastora Edilsa tiene la satisfacción del deber cumplido.
Me recibe en su casa con los brazos abiertos y un “Ay siervo, gracias por acordarse de mi”. La estuve buscando para que me hablara de su primer libro “Fe Sin Límites”, desde que me enteré por las redes sociales, de su lanzamiento en el mes diciembre. Las estafetas que envié no lograron el cometido de contactarla para que me diera la cita. Una mañana me contestó el celular y cuadramos para hacer la entrevista.
Nos sentamos en una cómoda sala con dos sofás grandes de color gris. Sobre la pared, colgado como un cuadro, hay un televisor y debajo una mesita con adornos impecablemente organizados. Allí su voz atípica, y con un poco de humor, relató pormenores de su vida y cómo surgió el tema de escribir un libro. –Yo estudié licenciatura en idiomas, no tanto por los idiomas si no por la literatura, al principio escribía poemas, hasta que conocí del Señor, después y por petición de la gente escribí este libro. Comenta.
¿Cómo así que por petición de la gente pastora?, le pregunto. -Mire hermano yo he ido a muchas partes de Colombia y del mundo a dar mi testimonio y después de las predicas la gente me preguntaba – y tiene un libro? Entonces decidí escribir Fe Sin Límites. Por qué Fe Sin Límites, porque tu fe no puede tener límites, tu fe tiene que ser ilimitada, porque tenemos un Dios ilimitado, un Dios que es más grande que tu problema y más grande que tu circunstancia. Puntualiza.
Y es que la pastora Edilsa, a quien le dicen “La Princesa del Evangelio”, tiene la autoridad para hablar de pruebas: Como la separación de su esposo y con dos niños a cuesta, un cáncer de estómago que tuvo que superar, la enfermedad de su hijo Gustavo, que llegó casi muerto a la sala de una clínica, -traigan una sábana que el niño está muerto- decían las enfermeras, o la esclerosis múltiple medular, terrible enfermedad que le quitó la vida a su hija y, la última, hace tres años, cuando hubo que colocarle un marcapasos para ayudar a su trajinado corazón.
Ante todas estas circunstancias, pruebas de fuego y muerte, como una guerra del Señor ha salido airosa, con los brazos en alto en señal de victoria y su fe acrecentada.
Comenta, mientras tiene a Antonella en su regazo, la tercera y última nieta, que escribiendo el libro lloró mucho de ver el respaldo de Dios en su vida. –Pero no lloraba sola. Mi secretaria, quien me hacia las trascripciones también lloraba, así que parábamos un poco, nos reíamos y continuábamos. Cuatro años duró el proceso de escribir e imprimir Fe Sin Límites. Dice jocosamente.
Como un nuevo miembro de la familia, el 23 de diciembre del año pasado, se presentó ante la congregación de la Iglesia Triunfante, Fe Sin Límites, ese mismo día se vendieron 300 ejemplares, los mismos que el editor le envió desde Bogotá de los 2 mil que se mandaron a imprimir.
“No sé cuál es la situación que estás viviendo, pero tienes por delante la mejor oportunidad de tu vida para dar ese salto de fe, y demostrarle al mundo que Dios es quien tiene tu esperanza. Al leer este libro, verás tu vida cambiar y reconocerás al Dios de Poder que sana, restaura y levanta. Disfruta todas las enseñanzas a través de esta experiencia de vida”. Reza un aparte de la contraportada del libro.
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