Por: Javier Ahumada Bolívar
José Luis Severiche nació en Sahagún, Córdoba hace 38 años. Por petición de su padre, un empleado de la electrificadora y su padrino sargento de la policía nacional, quien le sirvió de “palanca”, ingresó a la institución.
Desde niño quería enrolarse en las filas del ejército para “defender y servirle a la patria”. Se presentó varias veces pero nunca lo aceptaron.
A los 21 años su abuela, quien lo crió desde los siete, cuando sus padres se separaron, le dio la bendición de despedida: dibujó una cruz en el aire y le estampó un cálido beso en la frente.
Llegó a La Escuela de Carabineros Rafael Núñez en Corozal, Sucre, para ser formado en los menesteres de la guerra. Allí duró un año y después fue trasladado al Espinal, Tolima, a realizar el curso de Comando de Operaciones Rurales, en otras palabras: Contraguerrilla. “Allí fui entrenado para sobrevivir y para matar”, dice con resignación.
La milicia
Recorrió, por cinco años, los departamentos denominados como zona roja del país, enfrentando a la guerrilla. En 2005 en Tame, Arauca, municipio ubicado en las estribaciones de la Cordillera Oriental, combatiendo contra la guerrilla de las Farc, vivió con todo rigor, lo que es la guerra. Ráfagas de metralletas que salían de la espesa selva cobraron la vida de varios uniformados, por fortuna Severiche, salió ileso. “Dios ya me venía guardando, cuando hay propósito de Dios nada lo detiene”. Comenta.
En medio de este recorrido bélico, intensificó el consumo de alcohol y cocaína que empezó por curiosidad con apenas 18 años. Era una forma de escaparse, de olvidar, de cambiar por unos instantes la vida que llevaba. En cada traslado conquistaba amores efímeros que le llenaban por instantes, para luego quedar en la misma o peor situación: abandono y soledad.
Cumplido los cinco años en la EMCAR, Escuadrones Móviles de Carabinero, la institución le dio la posibilidad de solicitar traslado por cuenta propia. Sin pensarlo solicitó la ciudad de Barranquilla. Tenía un sueño: casarse, tener hijos, una familia, vivir organizadamente con su novia que por cinco años lo había esperado. Además añoraba el caribe, el calor de su gente y las olas del mar. Al llegar a la ciudad encuentra una gran sorpresa, mientras es trasladado, su novia se va de la ciudad a través de un convenio de estudio a los Estados Unidos. -Es solo por un año Jose, cuando venga nos casamos” le dijo el día de la despedida.
El Cai San José, ubicado en frente a la Biblioteca Departamental, fue su nuevo sitio de trabajo. Allí el mundo lo recibió con los brazos abiertos. Envuelto en un estado de soledad y sin polo a tierra en su vida, se desenfrenó aún más. Como un león enjaulado que recupera su libertad, corría a los regazos del vicio y las mujeres. Una de las cuales quedó embarazada.
Tras varios intentos de aborto, ninguno con éxito, lo obligan a casarse. Le dio una vida no deseable para ninguna mujer, fue un año y seis meses de maltrato físico y psicológico. Sin embargo un día, por invitación de ella van a una iglesia evangélica en el barrio Santa María.
El predicador de aquella noche era el pastor Calixto Pinto, sargento retirado de la policía. “Ese día lo recuerdo como si fuera hoy, el Señor habló a mi vida, yo no entendía, pero una semilla quedó sembrada en mi corazón”. Manifiesta.
Los ángeles
Resuelve asistir a una reunión, célula, que realizaban frente a su casa en el barrio Santo Domingo, y toma conciencia de todo el mal que le hacía a la madre de su hija. –Ese día se me aparecieron tres luces a mi lado, que la pastora también vio y que dijo que eran ángeles.
Pero cuando él decide retomar las cosas para bien, ella toma la decisión de dejarlo. Se va a trabajar a la ciudad de Santa Marta. De la casa de los suegros, donde vivía lo echaron. -Salí con dos bolsas negras donde lleva mi ropa y media toalla a buscar una pensión por ahí- afirma.
Despechado planea asesinarla. Comienza a buscar un amigo sicario para ejecutar la acción y los pocos días se entera, por la prensa, que lo habían asesinado. Insiste con un primo que le aconseja: -Yo te puedo acompañar en lo que vas hacer pero quiero que entiendas algo: esta no es la solución a las cosas, déjala que rehaga su vida-. Esas palabras tocaron su corazón y decide olvidarse del tema.
Vivía en una bodega ubicada en el Centro de la ciudad, que un tío le dio a cuidar. En la soledad de ese espacio comenzó Dios a mostrarle su vida pero él le cuestionaba: “Donde está el Dios que bendice, ahora estoy más en la pobreza, yo quiero conocer ese Dios que prospera, que levanta, pero no escuchaba la voz de Dios por ningún lado”. Afirma.
La exsuegra al ver el desespero, lo invita a un culto en Radio Minuto. Llegó como la mayoría a buscar solución a sus problemas, al no encontrar respuestas decide visitar un brujo. Entonces alternaba sus visitas iglesia y brujos. Por ese tiempo comenzó a consultar, también, a una pastora por Facebook sobre su situación, Giovanna Álvarez, ella lo invita a la iglesia y en ese lugar recibe liberación. Se dedicó a conocer más de Dios a través de su Palabra. Ayunaba, a veces forzosamente, por la precaria situación económica, asistía a las vigilias, las predicaciones, etc.
La mano de Dios
En año 2010, después de un tremendo aguacero que cayó sobre la ciudad de Barranquilla, en la carrera 43 con la calle 47, muy cerca de la estación de la policía, es arrastrado por el arroyo que provocaron las fuertes lluvias. El agua entró al interior del vehículo, él y una patrullera que lo acompañaba se estaban ahogando, de pronto una fuerza sobrenatural abrió la ventana por donde pudieron salir. Minutos después sus cuerpos fueron rescatados varias cuadras abajo, sanos y salvos.
-El Señor a través de este episodio habló a mi vida -dice –lo que nos ahoga es el desespero, debemos esperar en Dios que la respuesta viene. En ese momento clamé al Señor, Dios estoy en tus manos. Los problemas que estamos viviendo nos quieren ahogar y nosotros nos desesperamos pero Dios tiene el control de todo.
El amor
Dos meses después de este episodio se bautizó. Comienza a servirle a Dios a través del ministerio juvenil, “Fuego de Dios” con el pastor Hernán Barranco de la Iglesia Aposento Alto, cada día se enamora más y más del evangelio.
Por esa época Dios le muestra a su esposa. La vio de espalda. Una frondosa cabellera que le llegaba a las caderas, lo dejó impresionado y un poco frustrado porque no le vio el rostro.
José Luis entabla amistad con una agraciada joven que pertenecía al mismo ministerio; a ella le compartía sus sueños, le contaba situaciones de la cotidianidad, sus alegrías y tristezas. Era una bonita amistad. En medio de un ayuno vio la misma cabellera que lo impresionó cuatro años atrás. Sintió como la piel se erizaba. Era una confirmación. –Ella es tu esposa- escuchó en lo profundo de su corazón. Era María José Luna, su confidente y amiga. No le dijo nada.
Comenzó a esperar en el Señor, no hubo ansiedad y le solicitó que, así como Él se la había mostrado, necesitaba que a ella también se lo mostrara a él. Mientras tanto María ve simplemente a José Luis como un buen amigo, es más, como un hermano mayor, un consejero con quien compartía situaciones sentimentales y familiares. Un día descubrió en su mirada que ya no la veía como amigos.
“Hasta que un día sin esperarlo en uno de los muchos “Chances” que él me daba después del culto juvenil noté que ese hermano y amigo empezó a comportarse de una manera distinta hacia mí, cuando me despedí de él tartamudeo y se reía muy nervioso cosa que me pareció sospechosa, pero que ya sabía él por qué”. Recuerda María José.
Esa noche oró mucho hasta quebrantarse. Oraba porque él encontrara a alguien que lo amara como se lo merecía pero no tenía tranquilidad. “Hasta que una noche el Señor cambió mi oración y de mi boca salió: “Padre si yo soy la mujer que escogiste para tu hijo, coloca en mí corazón de tu amor, el amor que tú quieres para tu hijo”, y realmente desde que confesé esas palabras hubo por fin paz en mí. Relata María José.
Bajo la cobertura de Dios, el pastor Hernán Barranco y el pastor Sergio Ramírez, el 17 de mayo de 2016, contrajeron matrimonio en la Notaria Séptima de Barranquilla. De esa unión nació Maria Luisa a quien Dios le dio el don del canto, a sus cuatro añitos adora y alaba al Señor con su voz.
Hoy el patrullero de Cristo hace parte de la sección Infancia y Adolescencia de la policía lleva la Palabra de Dios a escuelas, iglesias, compañeros de trabajo, participa en la emisora Radio Minuto, junto con su esposa son copastores del ministerio de jóvenes. Este hombre que fue preparado para matar, hoy busca con pasión las almas para ser rescatadas.
Doy gracias a Dios primeramente por lo que me ha enseñando en medio de la prueba con su infinito amor, de a donde me ha levantado, a mi esposa María José por su apoyo, mis hijas que también tienen un testimonio grande e impactante, al periodico buenas nuevas a nuestro hermano Javier por la invitación y el aprecio que nos tienen, a nuestro Apóstol Sergio Ramirez quien Dios ha utilizado grandemente por su cobertura y a cada uno de mis hermanos que leen un poco de lo que Dios hace en mi vida, mi consejo nunca cuestiones a Dios!. Trata de entenderle siempre que él está y seguirá trabajando en tu vida, para fortalecerte, enseñarte y hacer de ti ese siervo amado que El escogió desde el vientre de tu madre desde antes que te formara con un propósito, para los que amamos a Dios toda las cosas nos ayudan a bien.. Dios les bendiga y los guarde