“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetiza, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Apocalipsis 2:20).
Cuando una persona ha recibido el Espíritu Santo y pertenece a una comunidad evangélica, se supone que esa persona ha sido “renovada” o regenerada en su totalidad.
He observado, sin embargo, en las llamadas “cristianas”, en lo que respecta al vestido, que sus usos y costumbres, en este sentido, continúan siendo mundanos o paganos.
Alguien me saldrá al paso enseguida, gritándome a voz en cuello: “! Hermano, usted es un legalista¡” “Ya esos usos respecto al vestido están abolidos. Esa es una cuestión cultural”. Pero yo te digo que la Biblia establece una doctrina clara y precisa sobre este particular. En el libro de Deuteronomio 22:5, se establece categóricamente: “No vestirá la mujer traje de hombre ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios, cualquiera que esto hace”.
Pero un pastor me decía: “hermano: ¿cuál es la medida o el patrón para establecer el vestido de hombre y el de mujer?”. Sencillo hermano, le dije: pues para el hombre el pantalón y para las mujeres la falda. Es tan absurdo ver a una mujer en pantalones de hombre (blue-jeans o slacks) como ver a un hombre con falda y con aretes. Eso se llama transvestismos. Es decir, transvertir, invertir el orden natural de las cosas establecido por Dios. Y eso constituye una faceta o rasgo del homosexualismo.
Ver las mujeres y sobre todo las cristianas, vestidas con traje de hombre. ¡Qué espectáculo¡Que lo hagan las del mundo no importa, “porque el mundo de por sí ama lo suyo”, como lo dice en alguna parte el Apóstol San Juan. Pero que lo haga una que se dice cristiana, eso sencillamente es escandaloso y es mundanalidad.
Lo más triste de todo esto es que la mayoría de las iglesias que se dicen cristianas, permiten eso, de la manera más natural.
“!Oh almas adúlteras¡ ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” Santiago 4:4,5.
“Las cristianas que usen blue-jeans o slack, cuando venga el rapto de la iglesia, se quedarán”. Lo dijo el Yiye Ávila, en profecía.
En la parábola de la fiesta de bodas, se dice que “entró el rey para ver a los convidados y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda”.
“Y le dijo: Amigo ¿Cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?” Mateo 22:11.12.
En esta parábola que nos habla del vestido. Sea el vestido físico o el vestido espiritual.
“El que tenga ojos para ver que vea” cómo se visten las mujeres cristianas.
Dichas damas que utilizan blue-jeans, no solamente hacen esto, sino que también se pintan el pelo, se pintan los labios y también se rapan la cabeza, usando el llamado “Miki” o corte de pelo masculino. Y entonces aparece el marimacho, diciendo que es cristiana, y uno se pregunta asombrado: ¿es mujer o es hombre? O sea, un híbrido, un adefesio, una anomia.
Para complementar todo esto transcribiremos textualmente lo que dice San Pablo en 1ª. Corintios 11:2-10.
Atavío de las mujeres
2 Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué.
3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello, y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.
7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios, pero la mujer es gloria del varón.
8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,
9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
10 Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
En Apocalipsis 3:17, El Espíritu amonesta o más bien reprende a la iglesia de Laodicea, es decir, a la iglesia de los últimos tiempos, a la iglesia apocalíptica con estas palabras: “Porque tú dices que yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.
Desnudo. Esa es precisamente la palabra que identifica a la iglesia de este tiempo. Iglesia desnuda. He visto, y no son invenciones mías, jovencitas con el ombligo y la barriga afuera, descubiertas en esa parte del cuerpo, o con pantalones cortos o como llaman “pantaloncitos calientes”, tomar la cena del Señor. Eso es un sacrilegio, una abominación y alguien me dirá para ocultar la verdad: “hermano, esas niñas que tal hacen, son visitas”.
¿Visitas?- Son miembros bautizados de esa iglesia. Pero ni el pastor, ni las directivas las amonestan en nada, para tener a la feligresía contenta, a fin de que no se escapen sus intereses económicos.
Pero es más, alguien me dice: “hermano, yo no le veo nada de malo a eso. Cristo no mira el vestido, sino el corazón”. Argumentos y nada más que argumentos para justificar el pecado, pues el Espíritu dice en el mismo pasaje:
“Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez y unge tus ojos con colirio para que veas”. Apocalipsis 3:18.
“Para que veas…” dice el texto. Sí hermano, porque estás ciego, no ves, no sabes descubrir el pecado donde este está anidado. Ni tienes don de discernimiento para diferenciar entre el bien y el mal.
Y finalmente: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete”. Apocalipsis 3:19.
Que bonito y agradable sería para Dios que todas las mujeres de la iglesia se ataviaran conforme a lo dicho por Pedro en su 1ª. Carta 3:3-5.
3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
4 si no el Interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.
Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO,
filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.
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Pienso que en ese escrito y reflexión del hermano José L Ángulo Menco está todo dicho y expresado correctamente con sustento Bíblico que no hay manera de contradecir ni polemizar lo que la Palabra de Dios nos enseña.Asi que solo nos toca decirle a las rebeldes: Arrepiente que Cristo está a las puertas.