Durante estos últimos años, Colombia se ha visto penetrada por una forma de educación secular, atea y materialista. La enseñanza religiosa que se impartía en los colegios, ha sido prácticamente abolida, so pretexto de la libertad de cultos.
Primero fue la Revolución Francesa en el siglo XVIII, que desterró en el pueblo todo culto o veneración a Dios, como reacción a la filosofía escolástica, y a la Edad Media calificada como la Edad del Oscurantismo, para imponer el culto a la “diosa Razón” y a la formación enciclopedista o universal.
Posteriormente advino la Revolución Bolchevique, en Rusia en 1917 queriendo acabar con todo vestigio de religiosidad o idea de Dios, cerrando los templos y convirtiéndolos en colegios y universidades.
Basados en las palabras de Marx de que la “religión es el opio del pueblo” se pensó que haciendo desaparecer desde la niñez, la enseñanza religiosa, se acabaría con todo vestigio de la idea de Dios en la mente del hombre. Marx afirmaba también que en la medida en que se acabara con el pensamiento acerca de Dios, la religión desaparecería.
Constitución Política
Por último El Neo-liberalismo, en casi todo el mundo y en Colombia particularmente, ha impuesto un tipo de educación secularizada en que los valores religiosos y de origen divino, han sido suplantados por valores humanos y laicos.
En nuestra Constitución Política, por ejemplo se desterró a Dios. Y ya no se colocó al encabezamiento de ella: “En nombre de Dios, fuente de toda autoridad…” sino: “en nombre del pueblo en quien reside toda soberanía…”.
Nuestra nación, antes consagrada a Cristo, “Rey de Reyes” y “ Señor de Señores”, no está consagrada hoy a nadie, sino al vandalismo y a la anarquía.
Naturalmente, y como dice el Evangelio que “por sus frutos los conoceréis”, los frutos de esa educación secular se están viendo y son entre otros: drogadicción, homosexualismo, libertinaje sexual, violencia, irrespeto a los valores tradicionales, etc.
Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO,
filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.
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Excelente artículo felicitaciones