“Toda mi vida viví para el diablo, ahora vivo para Dios”, Julia Jordan, ex stripper

Julia Jordan, ex stripper, fue atormentada por demonios durante muchos años, hasta que leyó la Biblia y fue liberada.

Como stripper, Julia Shalom Jordan ganó concursos de belleza y fue modelo publicitaria bien pagada. Sin embargo, en el momento de su mayor éxito, se hundió en una densa oscuridad y Cristo fue el único que pudo salvarla.

Durante meses, Julia creyó que los demonios la atormentaban. “Varias voces comienzan a salir de mí. Diferentes voces, como la voz de una niña pequeña, y luego una voz enojada y gruñona”, dijo a CBN News.

Creció yendo a la iglesia y aprendiendo sobre el amor de Dios, pero con el paso de los años, comenzó a tener una visión distorsionada. “’Si no haces esto, Dios te juzgará’. Escuchaba muchos mensajes como ese y me frustraba porque sabía que siempre me quedaría corta. Sabía que nunca sería lo suficientemente buena”.

Así que Julia se alejó de la iglesia y de Dios. 

Dinero fácil

Cuando comenzó la universidad, Julia necesitaba dinero. Fue entonces cuando una amiga le ofreció la oportunidad de convertirse en bailarina exótica.

A pesar de ver esto como una oportunidad, Julia quería establecer algunos límites. “Yo no bebí. Yo no fumaba. No dejé que los chicos me tocaran. No me iba a casa con los clientes”.

Más tarde, Julia abandonó la universidad y comenzó una carrera como modelo. “Fue como una droga para mí”, confiesa. “Necesitaba esos títulos para sentirme validada”.

En ese momento conoció a John, que también era modelo y se casaron. De todas formas, Julia siguió bailando en clubes de striptease, sin ver ningún problema en ello. 

Tocado por Dios

Después de 13 años, eso ha comenzado a cambiar. “Tengo que dejar de bailar porque siento que después de todo lo que Dios ha hecho por mí, no puedo decepcionarlo. Empecé a sentirme muy mal por eso, ahora”.

La muerte de un amigo cercano por un ataque al corazón también agitó las emociones de Julia. “Me di cuenta de que la vida es corta y si voy a empezar a vivir para Dios, no puedo posponerlo ni un día más. Y sentí este pensamiento en mi corazón: ‘Abre la Biblia’”.

Las palabras eran penetrantes. “El primer versículo que vi estaba en Mateo y dice: ’Si tu ojo te hace tropezar, arráncalo. Es mejor ir al cielo con un ojo que al infierno con dos ojos”. Y dije: ‘Vaya, creo que esto tiene mucho que ver con mi trabajo’. Creo que el Señor me está hablando acerca de mi trabajo, que necesito reducir mis pérdidas y realmente servirle.’

Batalla espiritual

Julia explica que mientras seguía leyendo, sintió una presencia extraña y llamó a su madre. “Estoy leyendo la Biblia y algo extraño está sucediendo”, le dijo. 

“Estaba acostada en la cama y de repente ¡BOOM! Mis manos suben y mis pies son como los pies de la cama. Se siente como si algo estuviera atado alrededor de mis muñecas y mis tobillos. Estoy literalmente así en la cama y estoy como, ‘¿Mamá?’ Y luego, de repente, ‘grrrrrrrr’. Esa voz simplemente atraviesa mi cuerpo y es como si no fuera yo”.

La madre de Julia y los amigos de la iglesia se apresuraron a orar por ella. 

Durante los siguientes meses, tuvo más ataques. El esposo, John, no estaba convencido de que fueran sobrenaturales, sino psicológicos.

Finalmente liberada

Una noche, Julia saltó del auto mientras John conducía. Luego de eso, su esposo decidió internarla en un hospital psiquiátrico, sin saber qué hacer. Luego hizo esta petición: “Si eres real, necesito ayuda. Yo no consigo hacer eso. No puedo arreglar esto. Por favor, Dios, ayúdame”.

Julia fundó una iglesia y entregó su vida a Dios: “Señor, toda mi vida he vivido para el diablo. Viví para mí toda mi vida. Ahora quiero vivir para ti”.

Inmediatamente, ella comenzó a sentir un cambio. “La Palabra es el Pan de Vida. Me estaba llenando tanto [de la Palabra] que los demonios simplemente se fueron y esa parte fue increíble para mí”.  

Ella entregó su vida a Cristo y Juan hizo lo mismo. Julia dejó de bailar y empezó a vivir una nueva vida. 

Ella y John empezaron a estudiar la Palabra de Dios para fortalecer su fe juntos. “Empiezo mi día en oración y siempre doy gracias al Señor porque quiero que me recuerden lo bueno que es. Siento que vivir para el Señor es una gran aventura. En lugar de seguir nuestros caprichos, dejamos que el Señor nos lleve y que el Señor nos cambie”.

Fuente: Guiame

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