La   gran   apostasía

De los numerosos escritos del Apóstol San Juan aportados al Nuevo Testamento, el Evangelio, 3 cartas y el libro de Apocalipsis, que es lo que se conoce con el nombre de escritos joánicos, hay también otros manuscritos del Apóstol no incluidos en el canon bíblico de los cuales nos dan noticia los cronistas y eruditos que a ellos han tenido acceso, para decirnos que San Juan en dichos escritos nos habla sobre el futuro de la Iglesia y nos profetiza que para los últimos tiempos el destino de la Iglesia será tan incierto y oscuro hasta el punto de casi llegar a desaparecer por completo de sobre la faz de la tierra debido a las persecuciones y a la aparición de la gran apostasía.

La gran apostasía, o sea, la renuncia de la fe, ya la estamos hoy viendo en todas las iglesias. Estamos asistiendo a una degradación del gusto y de la doctrina en general. Las alabanzas que hoy se cantan a Dios son más profanas o mundanas que cristianas; la fe se ha perdido y lo que se nos predica como Evangelio es algo raro, distorsionado, y distante de la verdad que Jesucristo nos enseñó.

Dice San Juan, en los escritos antes aludidos, que para los últimos tiempos la apostasía será tal, que al verdadero creyente no le quedará otro camino que refugiarse en una especie de religión o adoración personal. Una relación de corazón, íntima y sincera con Dios. Consúltese sobre este particular el pasaje de Jesús y la mujer samaritana en el Evangelio según San Juan, 4:23,24, que a la letra dice: “Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoraren. Dios es Espíritu; y los que le adoraran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.

Conforme están las cosas hoy día, podemos decir que para un verdadero creyente ni el Catolicismo ni el Protestantismo ofrecen ninguna alternativa de garantía para la salvación. Podemos sintetizar la tendencia de estas dos vertientes del Cristianismo así: el Catolicismo, ha sumergido al pueblo en la idolatría, la ignorancia religiosa y la disolución moral o laxitud.

El Protestantismo, por su parte, ha devenido o degenerado en un vulgar mercantilismo por parte de sus llamados “pastores”, y en una egolatría o hinchazón del ego por parte de los mismos. El mercantilismo protestante ha impreso en sus miembros la mentalidad de la sociedad capitalista de consumo, donde todo se puede vender y comprar, aun la Salvación misma. Esto hace que los cristianos, o mejor dicho, los “cristinos”, arrastrados por todo viento de doctrina y por la corriente corrupta del mundo, tengan como única forma de Religión, el pago puntual de sus diezmos. Lamentable y vergonzoso estado de postración espiritual en que ha caído la Religión de hoy.

El pueblo protestante, en su mayoría, desconoce, lo mismo que el católico, las Sagradas Escrituras, carece de toda formación teológica e intelectual. No lee, y para su vida se atiene, como única regla o norma de conducta, solo a lo que le dice “su pastor”, en una especie de sumisión ciega y radical.

Los alarmantes escándalos de violación de menores y de homosexualismo en general, protagonizados por altos ministros y prelados tanto católicos como protestantes y difundidos y comentados continuamente por los medios de prensa y televisión a nivel mundial, y la desnudez y el travestismo en las mujeres, invaden hoy las iglesias.

Ante este estado de cosas hay un desconcierto total. Es necesario que Cristo venga de nuevo a restablecer el orden y también a reivindicar la verdad de su Evangelio. Que así sea.

BIBLIOGRAFÍA

1. DEHANEY, Bernard Thomas, “El desarrollo doctrinal en el Nuevo Testamento”. Publicaciones de la fuente, Apdo. 1475, México, D.F., 1961.

2. SALESMAN, P. Eliécer. ¿Católico o protestante? Ediciones Paulinas, Bogotá, s.f.e.

3. WEBER, Max. “La Ética protestante y el Espíritu del Capitalismo”, Ediciones Coyoacán S.A., México, 1988.

Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.

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