Noción de la Palabra

Con motivo del día del Idioma – Abril 23

La palabra es el medio de comunicación social por excelencia. La palabra ha sido siempre la más alta facultad del hombre: la cualidad que lo distingue o diferencia de los seres irracionales.

La palabra es un don de Dios y, por tanto, sagrada. Es eterna y preexiste desde antes de toda creación. Así lo declara el evangelista San Juan. “En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios y el verbo era Dios” (Juan 1.1). “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1, 3).

La palabra tiene, pues, así un poder demiúrgico o creador. Es el logos Apofántico del libro de Génesis o de la creación.

La palabra ha sido revelada por Dios a “nuestros padres”, en épocas antiguas, a través de los profetas y se llama Antiguo Testamento.

La palabra ha sido revelada en tiempos más recientes o cercanos a nosotros por boca de nuestro Señor Jesucristo, el hijo de Dios y se llama Nuevo Testamento (Hb. 1:1,2)”. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento constituyen el acervo espiritual y el legado religioso y moral más valioso que jamás haya conocido la humanidad junto con el Corán de los islámicos o mahometanos.

Hay también otras Escrituras como el “Bagavad-Gita”, “El Rig-Veda” y “El Atarva-Veda”, “El Mabárata” y aún “El Ramayana (la epopeya o poema épico de los hindúes)”; “Los cuatro libros clásicos de Confucio” en China, “El Evangelio del Buda”; “Los libros sagrados del Zoroastrismo persa como “Zen-Avesta”; y toda la Literatura del Shintoísmo Japonés y en nuestra localidad “El libro del Mormón” de Joseph Smith; las Revistas “El Atalaya” o “Despertad” de los Testigos de Jehová, junto con su “Biblia , versión del Nuevo Mundo” y otros mas que pretenden ser sagradas, pero no lo son porque no son de inspiración divina y por eso se les clasifica dentro de las llamadas Falsas Escrituras.

Dice, en cambio, nuestro Apóstol Pedro, refiriéndose a nuestras escrituras: “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2ª de Pedro 1:21) y concluye: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).

BIBLIOGRAFÍA

1 BIBLIA, Reina Valera, 1960.

2 HUME, Roberto Ernesto, “Las Religiones Vivas”, Editorial Mundo hispano, 1968.

3 KRISNAMURTI, JIDDU, “La libertad primera y última”, Editorial Colina, Colombia, 1997.

4 SCHOEKEL, ALONSO L, “La palabra inspirada”, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1986.

Escrito por el hermano JOSE L. ANGULO MENCO, filosofo, escritor, especialista en Ciencias Religiosas y Sagradas Escrituras y docente universitario.

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